ANÁLISIS

Los grandes momentos de la semana

Arthur es saludado por Valverde tras su sustitución ante el Inter.

Arthur es saludado por Valverde tras su sustitución ante el Inter. / periodico

Antonio Bigatà

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VALVERDE SABE LO QUE TIENE. Exhibición de conocimiento realista de la plantilla al designar a Rafinha para enfrentarse al Inter.  Una lección a la grada: las sustituciones no se deciden de forma asamblearia; si cree conveniente que descanse Arthur importan poco los pitos discrepantes de la mayoría.

Intuición sobre el técnico: la prueba de fuego sin Messi se efectuará en el partido megapsicológico contra el Madrid y no ante aquel Inter más o menos bueno pero perfectamente accesible para los ocho o diez mejores equipos de Europa. Prueba del 9 del retorcido y sufriente ADN azulgrana: el nombre más citado durante la noche del miércoles por los socios, las radios y las televisiones fue el de Dembélé, que ni jugó ni se le añoró; el entorno le pone cada vez más difícil a Valverde poder hacer con él una tarea de rehabilitación y relanzamiento.  

CRISTIANO YA NOS MOLESTA MENOS. La derrota de Mourinho ante la Juve, en casa, en Champions, a algunos nos enseñó cosas sobre nosotros mismos. Era difícil aclararlo pero ahora sabemos con nitidez que puestos a elegir nuestro cerebro prefiere a Cristiano Ronaldo antes que al portugués.

Ya lejos del Madrid y de la subjetividad que provocaba su condición de emblema del enemigo, cuesta poco digerir la historia del niño poco culto que nunca llegó a madurar porque el éxito le hizo crecer demasiado deprisa y desacompasadamente. Su vanidad sumada a una ambición frenética desbordó para siempre su posibilidad de equilibrio humano.

Pero ya está, es un chico que juega a pelota y exhibe su horterismo natural y espontáneo. No creo que si hubiese sido nuestro le hubiésemos querido de verdad, pero probablemente nos habríamos aprovechado todo lo posible de él con nuestros propios fines, porque la vida es como es. Mourinho en cambio se parece mucho a la maldad en estado puro y despierta más ganas de que un día se le haga la justicia negativa que sin duda merece. Es de un plano diferente al de Cristiano. Juega en la división de Florentino.

PEP RIEGA PRIMOROSAMENTE.- Este año va a por la Champions y cada fin de semana los encuentros que disputa el Manchester City en la Premier son meros preparativos, retoques, ensayos, ajustes, para aquella finalidad. Si tiene un poco de suerte volverá conseguir la Premier como simple ensayo general para la Champions. Ha convertido a Bernardo Silva en el nuevo eje distribuidor del juego del equipo pese a que Guardiola no había apostado casi nunca por tener sobre el campo a un jefe del juego que le hiciese sombra a él en las funciones de director.

Está rejuveneciendo al otro Silva haciéndole jugar dos metros más adelante, mide milimétricamente las diferencias entre Leroy Sané Mareh a la hora de desequilibrar cerrojos herméticos, ha encontrado en Mendy el chorro izquierdo propulsor de aire del que careció en las dos temporadas anteriores, ha revisado los movimientos tácticos desbordantes del Kun Agüero, incluso ha encontrado un ritmo asimilable de relevos operativos en la defensa en función de los adversarios.  Los buenos conjuntos se hacen regándolos poco a poco, aunque sea con colonia. ¡Que tío! ¡Lo está consiguiendo! ¡Solo deben preocuparle la Juve y el Barça!

LOPETEGUI SE PERCIBE COMO EL MALDITO QUE DEBE SER. Es difícil elegir entre que lo maten o que siga porque resulta incierto conjeturar cuál de las dos cosas será peor para él. Conocimos lo pequeño que tiene el corazón cuando no vaciló al romper con el que era su equipo por simple ambición personal y sabiendo que hacía daño.

Ahora seguimos catando su mal estilo. No estaría mal una ejecución en directo, mañana, en el Camp Nou, pero a veces es mejor dejar que se sigan pagando lentamente las culpas. Desabrido, siempre ha disimulado mostrando aparente corrección ante la prensa. Pero ahora hasta la prensa madridista sabe que es más un mediocre artista de teatro que un mediocre entrenador.