Nuevos hábitos y políticas

Ropa mojada

Los expertos ya auguran una meteorología cada vez más extrema y por eso hay que pensar cómo prevenir y afrontar el cambio climático

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Eva Arderius

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Los días de lluvia, el director de Arrels Fundació, Ferran Busquets, escribe siempre el mismo tuit: "Imagina que te hubieras mojado durante la noche y no tuvieras dónde secarte o cambiarte de ropa". Es una manera de demostrar que vivir en la calle siempre es duro, pero en días lluviosos, más. Llevar la ropa mojada es desagradable, los pantalones que se pegan a las piernas, los zapatos empapados, el frío que cala la piel. Y qué ganas de llegar a casa y ponerse calcetines y ropa seca y notar cómo, poco a poco, el cuerpo va recuperando la temperatura. Dormir en la calle y permanecer con esta angustiosa humedad tiene que ser terrible.

Los expertos ya auguran una meteorología cada vez más extrema. También la lluvia será diferente. Menos chubascos pero más intensos. Lo que ha pasado este mes de octubre será cada vez más habitual: los muertos por temporales no serán noticias que llegarán de la otra punta del mundo. El cambio climático ya se nota y por eso hay que pensar cómo prevenirlo, pero también cómo afrontarlo. Si adaptamos colectores e infraestructuras, cómo no vamos a adaptar las ayudas sociales, especialmente para los que sufren la meteorología de forma directa, porque no tienen dónde refugiarse.

Ahora el único dispositivo municipal que se activa pensando en el tiempo y en los sintecho es la Operación Frío. Cuando el termómetro baja de los cero grados, los servicios de Emergencias Sociales salen a buscar y ofrecer refugio a las cerca de 1.000 personas que duermen en las calles de Barcelona. Este verano, con 23 muertos en Catalunya por la ola de calor, con 23 muertos en Catalunya ya se vio necesaria una Operación Calor y las tormentas de las últimas semanas ya hacen pensar en una Operación Lluvia. ¿Por qué no diseñar un paraguas social que implique abrir centros o habilitar sitios con ropa seca cuando las previsiones indiquen aguaceros?

Y no solo esto. En Barcelona vemos la lluvia como una anécdota, nos enfadamos y nos burlamos porque la ciudad se colapsa con "cuatro gotas". Queremos hacer vida normal y encontramos una exageración las actitudes demasiado prudentes. Pero lo que ha pasado estos días nos obliga a cambiar la perspectiva y también nuestros hábitos: flexibilizar horarios escolares, olvidarnos del coche y hacer más caso de la información que las autoridades y los medios de comunicación tendríamos que dar mejor. Quizás así, se puedan evitar daños y colapsos monumentales, evitar daños y colapsosmonumentales,porque todo el mundo quiere llegar puntual y, al final, todo el mundo llega tarde.

Tomar decisiones

Cambios que también pueden evitar consecuencias más graves, como explica Marc Berenguer, investigador del Centre de Recerca Aplicada en Hidrometeorologia de la UPC. En el 2014 hubo grandes inundaciones en Génova, muchos de los afectados eran padres que, a pesar de los torrentes desbordados, cruzaron la ciudad para ir a recoger a sus hijos a las escuelas. Si la información y la previsión hubiera sido buena y los centros escolares se hubieran mantenido abiertos hasta que el peligro pasara, todo hubiera sido más fácil. No hace falta esperar que llueva mucho más para tomar decisiones. Hay que hacerlo para evitar situaciones dramáticas, pero también para que nadie tenga que estar con la angustiosa sensación de la ropa mojada más tiempo del que sería deseable.