Dos miradas

Tristeza

Son muchos los que aún siguen chapoteando en el tablero de las emociones, inflamando por inflamar

Manifestantes independentistas rodean la Ciutadella, cerca del Parlament, en octubre del 2017.

Manifestantes independentistas rodean la Ciutadella, cerca del Parlament, en octubre del 2017. / periodico

Emma Riverola

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Es difícil saber quién lo hizo bien. Probablemente nadie. Unos no supieron. Otros no pudieron. La lógica de ganar, de imponerse, de pasar por encima del adversario se impuso entre unas fuerzas políticas que quisieron ser más fuerzas que nunca. Al fin, todos perdimos. El relato de las últimas horas previas a la DUI desprende una tristeza absoluta. Tan solo es una suma de impotencias, inquietudes y desconfianzas. Muchos de los protagonistas de entonces están pagando un precio injusto: esa insólita prisión preventiva es una partida más en la lógica del que busca la humillación del perdedor (mala en política, letal en la justicia). Rajoy, el pirómano, también ha perdido, pero tan solo su capital político.

De esos políticos sobrepasados por la situación, también por el temor de decepcionar a todos los que previamente habían inflamado, tenemos estos lodos. Son muchos los que aún siguen chapoteando en el tablero de las emociones. Inflamando por inflamar, sabiendo (o no queriendo reconocer) que no hay nada que ganar, nada, por la vía unilateral. Que ni son todos ni tantos ni tan iguales. Cambiar el mundo de los sueños por la estrategia de la realidad es imponer la inteligencia, la reflexión, la comprensión y el respeto a la política. Todo lo que faltó hace un año. El Consell de la República o el Fòrum Cívic, Social y Constituent Consell de la República solo son más palabras lanzadas al aire. Aterricemos. No sigamos perdiendo sonrisas.