EL ADN DE LA SEMANA

Identificación

Cadena de ADN.

Cadena de ADN.

Pere Puigdoménech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las consecuencias del uso masivo de sistemas de telecomunicaciones es el riesgo de que nuestra intimidad quede lesionada. Nos llegan repetidamente alertas sobre el riesgo de manipulación de las redes sociales con intereses comerciales o políticos y de que nuestros datos de salud queden al alcance de cualquier interesado. Un estudio reciente nos dice que actualmente el 50% de los norteamericanos de origen europeo ya pueden ser identificados a partir de una muestra de ADN a partir de los datos que existen en la red.

Tal como van las cosas parece que no nos podremos escapar de que sirva para identificarnos, aunque no hayamos consentido

Hay distintas empresas que ofrecen un análisis del ADN para tener información sobre los orígenes propios o sobre la susceptibilidad a alguna enfermedad. En Estados Unidos ya hay más de un millón de personas que han enviado su ADN sin que existan unas normas que regulen el acceso a sus resultados. Investigadores americanos e israelís han utilizado estos datos y demuestran que casi la mitad de los norteamericanos de origen europeo tienen algún pariente que ha enviado su ADN a estas empresas de manera que a partir de una muestra de ADN se puede llegar, con una alta probabilidad, a su origen. Según los autores, pronto el 80% de los habitantes de Estados Unidos podrán ser identificados a través de su ADN aunque nunca se hayan analizado muestras suyas.

Dejamos rastros de nuestro ADN por todos los sitios por donde pasamos. Puede ser esperma o sangre, pero también restos de piel o cabellos, y los análisis de ADN se pueden hacer con muestras cada vez más diminutas y menos puras. Con nuestro móvil o nuestras consultas en la red también dejamos rastros de dónde estamos y de qué nos interesa. A menudo sin darnos cuenta damos nuestro consentimiento al uso de estos datos. En el ADN tenemos una información que nos identifica como individuos. Tal como van las cosas parece que no nos podremos escapar de que sirva para identificarnos, aunque no hayamos consentido. Quizá lo que podemos hacer es poner normas para evitar que esta información, por lo menos, no se pueda utilizar en contra nuestra.