ANÁLISIS

Un trozo de vida sin Messi, pero con Ter Stegen

La lesión del capitán del Barça enmudece el fútbol durante unos minutos eternos

Una de las brillantes intervenciones de Ter Stegen.

Una de las brillantes intervenciones de Ter Stegen. / JORDI COTRINA

Iosu de la Torre

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La fábrica de sueños que es el fútbol se quedó de repente sin oxígeno. Messi se había lesionado. Tendido en el suelo, aguantando un intenso dolor en el brazo derecho, ese que surca grandes tatuajes con el rostro de Jesucristo,  rodeado de fisioterapeutas y un médico. No iba estar Messi, el mejor futbolista de la historia, pero sí Ter Stegen, el mejor portero del mundo.

Con la caída del capitán, el Camp Nou enmudeció. Ya no importaba nada que el partido estuviera ganado desde el minuto 15 con un 2-0 surgido en dos genialidades del ídolo que seguía desmenuzado en la banda. El tiempo se condensó. Fueron minutos  densos, espesos, con miles de ojos escrutando qué podía pasar en medio de la niebla.

Congelados. El presidente Bartomeu miró al cielo. No podía ser cierto que la atragantada asamblea de socios compromisarios -sin escudo tuneado y sin bendición en las cuentas- se rematara con un desastre en el césped. Podrá acusarnos de melodramáticos, de exagerados hinchas de un dios futbolístico, como si no hubiera nada más en la Tierra por lo que sufrir. Claro que sí, pero lo de esta noche era una cita con el fútbol. Volveremos a las preocupaciones auténticas mañana, o dentro de un rato. Cuando el 4-2 al Sevilla quede grabado en las inamovibles estadísticas.

A la espera del Inter y el Madrid

El aturdimiento pasó poco a poco. Con Messi en el hospital, resolviendo los médicos el alcance del desastre (¿jugará contra el Inter? ¿llegará al clásico?) la respuesta la dieron sus compañeros. Que prueba cómo será la vida sin él por unas semanas, pocos días, pero qué días.

Cada vez que el Sevilla pisa el Camp Nou, se recuerda la noche del gazpacho aderezado por el gol increíble de Ronaldinho. Han pasado 15 años y hoy a muchos les revienta que el brasileño preste su sonrisa a una bestia ultra. Ha quedado desenfocado. Ya es historia. Allá él. Es preferible quedarse con la foto de Messi concentrado en superar el dolor e intentar seguir jugando, aunque al final tuviese que resignarse.

O con la monumental doble parada de Ter Stegen a André Silva y Mudo Vázquez, inmediatamente ovacionada con la galopada de Luis Suárez que acabó en penalti y gol. 3-0. El alemán también merece que lo contrate Le Cirque du Soleil para completar el espectáculo dedicado a la figura de Messi. ¿Qué pinta todavía Neuer en la portería de Alemania y no el enorme Ter Stegen?

Que nadie más cuestione a Luis Suárez. El uruguayo se multiplicó en la ausencia de su gran amigo Leo y dejó claro, por si las dudas, que Paco Alcácer está bien cedido (o vendido) al Borussia Dortmund, porque en el Camp Nou hoy tampoco tendría sitio.

'Allez, allez, allez!', coreaba la grada sabiéndose fieles a un equipo que reafirmaba el liderazgo con goles. Y con el batacazo de Lopetegui y Pérez, los Pepe Gotera y Otilio del madridismo, el enredo del Atlético en un empate y el descarte del Sevilla de Machín, al que no habrá que perderle de vista por el mucho fútbol que guarda.