EN CLAVE EUROPEA

La UE y May se juegan el futuro en el 'brexit'

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Eliseo Oliveras

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La cumbre de la Unión Europea (UE) esta semana en Bruselas ha servido para restaurar las dañadas relaciones entre los Veintisiete y la primera ministra británica, Theresa May, que había acusado a sus socios europeos de falta de respeto en la cumbre de Salzburgo (Austria) de septiembre. En la reunión, sin embargo, no ha habido ningún avance en garantizar que no se restablecerá una frontera física entre Irlanda y el Úlster, el principal punto pendiente del Tratado de Salida del Reino Unido de la UE. El acuerdo sigue estando tan lejos como en septiembre o junio, mientras el reloj avanza inexorablemente hacia la medianoche del 29 de marzo del 2019, cuando el Reino Unido dejará automáticamente de formar parte de la UE con acuerdo o sin él.

May y los Veintisiete han optado por la estrategia negociadora de agotar los plazos, con la esperanza de que sea el otro el que acabe cediendo primero, pero que puede llevar a un 'brexit' sin acuerdo inintencionadamente. La nueva fecha tentativa para lograr un compromiso se ha fijado para la cumbre de diciembre, arrinconando el plan inicial de la cumbre extraordinaria de noviembre.

La UE y el Reino Unido, mientras tanto, aceleran sus planes de contingencia ante el riesgo de que al final no haya ningún acuerdo, "una posibilidad que es más probable que nunca", reconoce el presidente de la UE, Donald Tusk. Un 'brexit' sin acuerdo provocaría un caos inicial de colas kilométricas de camiones en los puertos fronterizos, ganado bloqueado en cuarentena, inseguridad jurídica de los europeos residentes en el Reino Unido, los vuelos paralizados por la caducidad de las licencias... etc.    

Intrincada disyuntiva

La UE y la 'premier' británica se enfrentan a una intrincada disyuntiva de compleja resolución. "Es la cuadratura del círculo", admite la cancillera alemana, Angela Merkel. Los Veintisiete no pueden aceptar la propuesta británica del Plan Chequers de una relación comercial futura a la carta regida por normas acordadas en común, porque socava a la propia UE, compromete su futuro, recorta su independencia legislativa y quiebra el mercado único europeo.

La UE se encuentra en una posición de relativa fortaleza frente al Reino Unido, porque representa un mercado de más de 446 millones de personas con un producto interior bruto (PIB) global que multiplica por seis el británico. No obstante, la UE también sufrirá si no hay acuerdo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que un 'brexit' abrupto provocaría una pérdida en el PIB global de la UE del 0,5%, pero que en Irlanda se acercaría al 4%, similar al impacto en la economía británica. Por ello, la UE, además de evitar el restablecimiento de una frontera física entre Irlanda y el Úlster que destruiría el Acuerdo de Paz del Viernes Santo de 1998, necesita prevenir un 'brexit' abrupto, porque el Estado miembro más perjudicado sería precisamente Irlanda.

Las propuestas formuladas por la UE sobre una red de seguridad en la cuestión de la frontera irlandesa chocan con el partido Unionista del Úlster (DUP) y los conservadores más duros, de cuyos votos depende May para mantener su precaria mayoría parlamentaria, porque temen que abrirían la vía hacia una integración futura del Úlster en Irlanda.

Premisa falsa

El exministro irlandés Dick Roche propone garantizar por escrito en el Tratado de Salida que el compromiso sobre la frontera irlandesa no cuestiona la soberanía británica sobre el Úlster. El diplomático francés Pierre Vimont, exsecretario general del Servicio Europa para la Acción Exterior, plantea trasladar el detalle de cómo se garantizará que no se reintroduce una frontera física entre Irlanda y el Úlster al tratado sobre las futuras relaciones entre el Reino Unido y la UE que se negociará a partir de abril. Pero Irlanda y los demás estados siguen exigiendo que esas garantías queden concretadas en el Tratado de Salida.

Las negociaciones con Londres resultan particularmente difíciles porque todo el planteamiento del 'brexit' parte de la premisa falsa de que un Reino Unido separado de la UE podría acceder fácilmente al mercado europeo, influir en la política europea y obtener ventajosos acuerdos comerciales con el resto del mundo. Esto es lo que refleja el Plan Chequers de May, rechazado por la UE.

Ahora, May, que se juega su futuro político como primera ministra, está dejando para el último minuto las concesiones que deberá hacer a la UE para llegar a un compromiso, con el objetivo de no dar tiempo a movilizarse contra ese pacto a los miembros de su partido defensores de un 'brexit' duro, ni a los Unionistas, y de utilizar el pánico del 'establishment' a un eventual Gobierno laborista encabezado por Jeremy Corbyn para hacer aprobar 'in extremis' el texto en el Parlamento y evitar elecciones anticipadas.