IDEAS

SGAE catalana

Teddy Bautista, cuando todavía estaba al frente de la SGAE

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Xavier Bru de Sala

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No soy partidario de ningún imperialismo, y menos de los imposibles como el predicado por el Noucentisme, de Catalunya sobre España. Ahora bien, lo que le convendría a la SGAE no es que el Estado la interviniera sino que se nombrara una junta de mayoría catalana. Los votos de los autores catalanes solo son el 20% del total. Difícil pues imponerse, pero quizá no lo es tanto explicar la diferencia. En Catalunya, la SGAE funciona satisfactoriamente, no ha dejado de funcionar satisfactoriamente, y las tensiones, que han sido fuertes, se han resuelto por la vía de la negociación, la mano izquierda y el consenso. En este apartado, las aguas del lago catalán no se han agitado todavía. Si lo comparamos con el temporal permanente del resto de la SGAE, mantenerse a salvo tiene un mérito añadido.

Si los comportamientos
honestos 
acaban perdiendo ante los sectarios y mafiosos, no quedará otra salida que la partición, o la formación de varias nuevas sociedades de gestión locales, al amparo de ley, que lo permite

Los representantes de los autores catalanes en la Junta de Gobierno merecen al menos un notable por su buen hacer y sus intentos de pacificación y ponderación. El problema es que son pocos. La solución, que las fuerzas hostiles de la SGAE depongan las armas, acuerden una tregua y propicien una junta formada mayoritariamente por la conocida tipología de socios catalanes, que son buena gente y saben gestionar. Esta sería la solución buena, pero es de temer que se imponga la infernal, que consiste en el retorno de Teddy Bautista. Por eso, para tratar de impedirlo, estamos todos movilizados. Pero solo somos el 20% y cuando encontramos aliados, que los hemos tenido, resulta que son aún más blandos que nosotros y no se saben imponer para introducir las imprescindibles reformas.

Si los comportamientos honestos acaban perdiendo ante los sectarios y mafiosos, no quedará otra salida que la partición, o alternativamente la formación de varias nuevas sociedades de gestión locales, al amparo de ley, que lo permite. O eso, o cruzarse de brazos y volver tolerar el saqueo, con la diferencia que antes se producía en la sombra y ahora proseguiría a cara descubierta.