LA CLAVE

Por qué este será el artículo menos leído

La violencia machista mata más que el terrorismo, pero hasta hace un año no mereció un pacto de Estado que hoy sigue lastrado por la división política

Manifestación contra la violencia machista en Madrid.

Manifestación contra la violencia machista en Madrid. / CURTO DE LA TORRE

LUIS MAURI

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Los números no son capaces de reflejar emociones, pero esto no significa que sean fríos. Los números iluminan, a menos que haya error o fraude de por medio. Quien se empeñe en sostener que los números son gélidos, que se asome a estos:

ETA mató a 853 personas e hirió a otras 6.389 desde 1968 hasta el 2010. La investigación de un grupo de expertos vascos cifra en más de 20.000 millones de euros el coste de las deslocalizaciones de empresas, la pérdida de inversiones y el constreñimiento del turismo en Euskadi durante esos años (La bolsa y la vida. La esfera de los libros, 2018).

Los ataques terroristas de Al Qaeda y Estado Islámico dejaron en la UE 446 muertos y 3.419 heridos desde la masacre yihadista del 11-M en Madrid (2004) hasta el final del año pasado, según el Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo (START), de la Universidad de Maryland (EEUU).

Un total de 963 mujeres han sido asesinadas en crímenes machistas en España desde el 2003 hasta hoy. La misma suerte han corrido 27 menores de edad desde el año 2013, según el Ministerio de Igualdad. Entre el 2008 y el 2016, los juzgados recibieron casi 1,2 millones de denuncias por agresiones de género, dictaron 212.847 órdenes de protección y condenaron por violencia contra la mujer a 137.652 hombres (y a 1.323 mujeres).

Magnitud ciclópea

Un vistazo a estas cifras constata la magnitud ciclópea de la violencia machista. Y también revela la poca sensibilidad política y social que aún despierta esta lacra en relación a los desvelos que nos causan otras.

La lucha antiterrorista moviliza grandes presupuestos públicos, legiones de policías, servicios de inteligencia, diplomacia, industria tecnológica… El combate contra los feminicidios no mereció ser objeto de un pacto de Estado hasta hace justo un año. A los pocos meses de su nacimiento, el pacto se tambaleaba por la restricción de fondos y hoy, después del cambio en el Gobierno, sigue lastrado por la división política.

Los números no son fríos. Lo que lo cuentan todo, o casi todo. Apuesto a que este artículo registrará menos visitas en el control de audiencia digital que cualquiera de los últimos que he escrito yo mismo sobre el conflicto catalán. Ojalá perdiera la apuesta.