Al contado

Catalunya necesita un Govern

En estos casos hay dos soluciones: mover el banquillo y ponerse a trabajar; o convocar elecciones

Quim Torra y Pere Aragonès, en la rueda de prensa conjunta que han ofrecido este viernes.

Quim Torra y Pere Aragonès, en la rueda de prensa conjunta que han ofrecido este viernes. / TONI ALBIR

Agustí Sala

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No para producir, ni fabricar o vender. No para lanzar nuevos productos ni mercancías u ofensivas comerciales para atraer a los clientes. Ese, dese luego, no ha de ser el papel de un gobierno. Eso ya lo hacen quienes abren su negocio cada día, quienes se levantan de madrugada para acudir al trabajo, quienes hacen equilibriospara llegar a fin de mes...

Para lo que sí ha de servir un gobierno es para crear marcos, entornos, facilitar la actividad y generar confianza a todos los agentes económicos, al margen de las ideologías reivindicaciones. Y es evidente que Catalunya carece de Govern. Sobre el papel lo tiene, pero los acontecimientos de los últimos días lo ponen cada vez más en duda.

Y más cuando el propio Ejecutivo se pone fecha de caducidad, con unos objetivos meramente de gestión y sin una imagen real de unidad para acometer los problemas de los ciudadanos ¿Aparte de la independencia qué más une al 'president' Quim Torra y al 'vicepresident' Pere Aragonès? ¿Y al resto de representes de Junts per Catalunya y ERC?

Y no es porque el mundo de la empresa requiera que haya un Ejecutivo para funcionar. Esa es una condición necesaria pero no imprescindible. En Italia podrían dar clases sobre cómo la economía puede ir tirando perfectamente sin necesidad de que desde la política hagan o dejen de hacer. De hecho, en muchas ocasiones, casi mejor que no hagan.

Pero todo tiene un límite. La sensación de inacción efectiva se multiplica cada día que pasa y genera incertidumbre y frustración. Un año después de que empezara la huída de domicilios y sedes socialesla huída de domicilios y sedes sociales, en la mayoría de los casos hacia Madrid, apenas parece que hayan cambiado las cosas. Incluso podría parecer que han empeorado en cierto sentido.

Apenas una de las grandes empresas que decidieron hacer la maletas 12 meses atrás, ha vuelto. El resto dan pocas muestras de querer regresar. Aunque la sede social parece no ser gran cosa, en la misma se encuentra el cerebro de la empresa, el centro en el que se toman las decisiones estratégicas. Y no es lo mismo que se encuentre en Catalunya que esté en otro territorio.      

Pero, una vez más, en la Generalitat parecen estar demasiado ocupados gesticulando y tratando de retorcer el lenguaje para que un autonomía aparente ser una república ¿Y la política económica? ¿Y la fiscal? ¿Y la social? ¿Acaso puede un gobierno autonómico o de otra naturaleza tener credibilidad si nadie sabe lo que pretende ni hacia dónde se dirige?

En estos casos solo existen dos soluciones: mover el banquillo y ponerse a trabajar de forma efectiva; o convocar elecciones y a ver si de las urnas surge un Ejecutivo que, al margen de sus ideas y reivindicaciones, tome los mandos del Govern y, en lugar de limitarse a gestionar aplique políticas dirigidas a mejorar el bienestar de los ciudadanos.