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Románticos en festivales

Carteles de películas que se proyectarán en la 51ª edición del Festival de Sitges

Carteles de películas que se proyectarán en la 51ª edición del Festival de Sitges / periodico

Desirée de Fez

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Creo que hay algo romántico en la fascinación por los festivales de cine. Y me encanta la idea. En pleno período de cambios, se ha reactivado el debate o, mejor dicho, la conversación sobre el sentido de estos festivales. Los cambios de hábitos del espectador, la relación entre festivales y plataformas, la convivencia entre festivales presenciales y en línea, la necesidad de renovación de estos eventos, los efectos que tienen sobre ellos la piratería, lo importante que es que potencien el diálogo y la reflexión (en encuentros, charlas, mesas de redondas)...  

Tus gustos cinematográficos y tu historia se deben en gran medida a la fidelidad a un festival que sientes importante, en mi caso el de Sitges

Todos estos temas están sobre la mesa, y es importante que lo estén porque analizarlos puede ayudarnos a entender en qué punto está el cine (por extensión, la cultura) y en qué punto estamos nosotros como público. Desde que empecé con esta colaboración, he intentado reflexionar (y quiero seguir haciéndolo) sobre algunos de esos asuntos porque me parecen fundamentales para entender mi profesión y, especialmente, el lugar que ocupo como espectadora. Pero esta es mi columna número cincuenta y, para celebrarlo, voy a permitirme un enfoque un poco más emocional del tema de los festivales. 

Hoy empieza el Festival de Sitges, al que llevo más de veinte años asistiendo (como fan, como periodista, como parte del equipo). Para mí es una cita clave. Y eso me da pie a hablar de los festivales desde una perspectiva distinta, más romántica que informativa o analítica, que también creo importante. Es la vinculación personal (que en mi caso se cruza con lo profesional) a un festival de cine porque, sencillamente, para ti ha sido y es fundamental. Por varias razones. Porque allí has descubierto películas que han acabado siendo importantes para ti. Porque allí has ido encontrándote como espectador, definiendo tu criterio y tus gustos. Porque allí has tenido ocasión de escuchar a autores a los que admiras (e incluso de hablar con ellos). Porque allí has asistido a proyecciones difíciles de olvidar. En definitiva, porque tus gustos cinematográficos, tu cinefilia y tu historia se deben en parte (o en gran medida) a esa fidelidad a un festival que sientes importante.