PERIODISMO Y CAMBIO SOCIAL

¿Medios públicos al servicio de la sociedad?

Las noticias importantes en los medios, las "hard news", son sobre todo las que representan al poder

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Cristina Ribas

Cristina Ribas

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Rosa María Mateo ha denunciado cómo los partidos aún piensan en los medios públicos en términos de control, sumándose a las protestas que las mujeres de RTVE lideran desde hace meses. Más profesionales en ésta y otras televisiones públicas se suman cada día. La manipulación ya no es tolerable mientras crece la desconfianza. Según un estudio del Instituto Reuters de 2017, solo un 44% de los ciudadanos del Estado español cree la mayoría de las noticias que recibe.

La sensación es que los contenidos interesados dominan el ecosistema comunicativo y que informarse para tener opinión está sólo al alcance de minorías muy motivadas o muy instruidas. Precisamente los medios públicos deberían tener como objetivo superar esta brecha y hacer llegar a toda la ciudadanía información plural y de calidad en los temas clave para la sociedad.

La selección de temas

Y aquí tenemos otro problema que también está en las demandas de las mujeres de RTVE pero del que se habla menos: qué temas se seleccionan y cómo se tratan. Las noticias importantes en los medios, las "hard news", son sobre todo las que representan al poder. La muerte de cuatro mujeres, dos niñas y dos adultas a manos de la violencia machista el pasado martes no fue la noticia más destacada del día. ¿Qué más gordo tendría que pasar para dedicarle toda la atención? Si la mayoría de entrevistas, opiniones y reacciones no tratan los asesinatos de mujeres cuando se producen, nunca se considerará un ámbito de actuación de primera necesidad.

Nos extraña que los jueces no se sientan interpelados a pesar de que los medios cubren las constantes movilizaciones de las mujeres. En general, se sigue informando igual sobre las asesinadas por violencia machista, tratando a las víctimas como culpables y poniendo su sufrimiento por detrás de los aspectos legales y políticos. El feminismo se trata como una noticia más, pero el marco donde se interpreta lo que está reivindicando sigue igual y por lo tanto no genera dinámicas de cambio profundas.

Sufrimiento invisible

El sesgo de género es estructural y nos perjudica a todos y a todas. No son solo los asesinatos de mujeres. Las muertes por contaminación, por ejemplo, que se conocen de hace décadas, no han ocupado masivamente los informativos y las portadas de los periódicos hasta que salió a la luz el fraude del diesel de Volkswagen. El marco económico -empresarial es mucho más influyente en la selección de información que la salud cotidiana de las personas. No por casualidad las medidas estatales anticontaminación las lideran Industria y la DGT, no el ministerio de Salud. Igualmente hablar de refugiados como un asunto de política europea sitúa el debate principalmente en el enfrentamiento ideológico, donde el sufrimiento se hace invisible.

Y es que las preocupaciones de la gente van siempre en segundo término, dentro del cajón de las "soft news", el de las "historias humanas" donde los problemas del día a día se pueden explicar fuera de la actividad política y económica, que es lo más relevante. El mensaje es que las necesidades cotidianas o la parte emocional de los "temas importantes" son secundarios. Hay que decir que muchos profesionales y algunos medios hacen un esfuerzo contracorriente para superar este sistema de criterios y valores que sustenta la producción de las noticias.

La paridad entre los profesionales, en las voces de las noticias, ya sean testigos o expertas y en las columnas y tertulias de opinión es un paso que ayuda a romper y cuestionar las rutinas tradicionales. Cuando aumenta la proporción de mujeres y de perfiles diversos, la probabilidad de cambio aumenta porque la mirada sobre la realidad se ensancha y se enriquece. En el caso de los medios públicos, además, esta diversidad debería ser preceptiva si se quiere que la ciudadanía se sienta representada. Los medios resuelven la desconfianza con cuotas entre partidos o afinidades políticas cuando de lo que estamos hablando es de mostrar el punto de vista de diferentes géneros, culturas y realidades socioeconómicas. A menudo los que debaten públicamente en televisiones y radios representan, en conjunto, una parte muy pequeña de la sociedad sobre la cual pontifican. Un ejemplo son las tertulias donde se trata el tema de la movilidad urbana protagonizadas por personas que no son usuarias del transporte público.

Las mujeres RTVE han iniciado un debate muy necesario sobre una transformación profunda que ha de convertir los medios públicos en un verdadero 5º poder, fruto de un pacto entre ciudadanía y profesionales, al servicio de toda la sociedad. No basta con cambiar cargos. Los verdaderos retos son otros.