El mundo de hoy

Ngugi wa Thiong'o el año pasado en Barcelona.

Ngugi wa Thiong'o el año pasado en Barcelona. / periodico

Jaume Subirana

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La semana pasada se reunió en Pune, en la India, en el estado de Maharashtra, el 84º. congreso anual del PEN Internacional (con la presencia de los delegados catalanes, nacidos ambos en Valencia). Una de las conferencias invitadas debía hacerla el  ensayista Ngugi wa Thiong'o, publicado en catalán de la mano de Raig Verd, en versiones de Josefina Caball. Pero no hubo conferencia porque el escritor keniano, que ahora vive en Estados Unidos, no obtuvo su visado para viajar. Así es nuestro mundo, hoy: máxima conectividad, gran movilidad y cada vez más control, sin explicaciones.

Supongo que Thiong'o, que ha sufrido a lo largo de los años la prisión y el exilio y que, pasando de la lengua inglesa al kikuyu como herramienta literaria, ha ido asumiendo la representatividad de una voz otra, menor y menospreciada se lo debió tomar con filosofía. En una entrevista en el diario ‘Pune Mirror’ no hace ningún reproche, menciona sólo su decepción, y subraya en cambio los vínculos del camino de la desobediencia civil y el anticolonialismo entre África y la India. También señala el reto de la literatura actual: generar una narrativa que apunte la imaginación de los lectores hacia un mundo en el que el bienestar de la gente no dependa de la pobreza de los demás. Cuando le preguntan por una de sus cicatrices responde: "Todos llevamos encima señales del colonialismo. De lo que se trata es de convertir las señales en estrellas ".

El título del congreso del PEN era ‘Experimentos con la verdad: libertad, verdad y diversidad’, un eco muy siglo XXI de la tríada republicana francesa del XVIII. Cierro los ojos y evoco los nombres de los escritores y las escritoras catalanas que juegan, con o sin visado, con permiso o sin él, en este campo extenso y embarrado donde convergen libertad, verdad y diversidad. En este mundo donde todavía hay prisiones y exilios e incomprensiones y menosprecios: el escenario de nuestra cultura, que es el de tantas otras culturas y literaturas de todo el mundo, como si todos estuviéramos en un congreso mundial de experimentadores con la verdad .