NÓMADAS Y VIAJANTES

Macedonia 'mon amour'

La república balcánica somete a referéndum su denominación, lo que sirve de pretexto para agitar el odio y marcar la linde entre 'nosotros' y 'ellos'

Manifestantes sostienen pancartas que dicen "Sí a la Macedonia europea" durante una concentración en apoyo al próximo referéndum.

Manifestantes sostienen pancartas que dicen "Sí a la Macedonia europea" durante una concentración en apoyo al próximo referéndum. / periodico

Ramón Lobo

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La identidad nacional es un invento perverso; también lo son los dioses, las fronteras y todo lo que arrastran, sean himnosbanderas o fanfarrias folclóricas. En el caso de Macedonia hasta el nombre sirve de pretexto para agitar el odio, marcar la linde entre nosotros ellos en la suposición de que los primeros siempre son superiores a los segundos.

Los Balcanes son tierra fértil para los mitos y las calenturas bélicas. Han sido terreno de batalla entre dos imperios antagónicos, el otomano y el austrohúngaro. No dejen de leer Un puente sobre el Drina, de Ivo Andric. Capta la esencia de este desgarro. No es fácil transitar de las dictaduras a las democracias sin la protección de la educación, pero tampoco lo es vivir en una democracia en esta globalización tan agresiva que recorta el peso de las instituciones y olvida a las personas.

Levantamiento del veto

Después de 25 años de guerra pacífica, más allá de las manifestaciones más o menos violentas, lo que se ha llamado hasta ahora por imperativo legal internacional Antigua República Yugoslava de Macedonia Grecia alcanzaron un acuerdo. La FYROM, condenada a su horrible acrónimo en inglés, podrá pasar a llamarse República de Macedonia Norte.

El pacto implica el levantamiento automático del veto de Atenas a que la exrepública yugoslava ingrese como miembro de pleno derecho en la OTAN, y se postule como candidata a una eventual (y muy lejana) adhesión a la UE.

Para que Grecia aceptase el abandono del FYROM, Skopie (capital macedonia) ha tenido que ceder y añadir Norte a su nuevo nombre, para diferenciarse de la región griega de Macedonia. El lío incluye la disputa sobre la paternidad de Filipo II y de su hijo Alejandro Magno. Hablamos del siglo IV antes de Cristo, una cuestión de actualidad.

El precedente del 'brexit'

El acuerdo firmado por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, líder de Syriza, y su homólogo macedonio, el socialdemócrata Zoran Zaev, depende del resultado del referéndum convocado este domingo en Macedonia Norte. Parece que hay mayoría del sí.

Lo que no está tan claro es que haya suficientes votantes para superar el 50% que exige la ley para que sea válido. En el caso de lograrlo, deberá pasar después por el Parlamento, donde necesita los dos tercios. La OTAN, la UE y EEUU han hecho campaña activa por el sí, lo que suele ser en estas tierras un excelente motivo para votar no.

Los referéndums los carga el diablo, miren lo que le pasó a David Cameron con el brexit. En este caso, las dos derechas nacionalistas, la macedonia y la griega, están unidas en el empeño de hacer descarrilar el acuerdo. Las manifestaciones de ciudadanos indignados no suelen llegar al millar en ambos lados de la frontera, pero los periodistas hacemos tanto ruido que parecen muchos miles más. Los del norte quieren Macedonia a secas; los del sur, que siga el palabro (FYROM).

Cóctel peligroso

Macedonia Norte es un cóctel de nacionalismos, historias y conflictos más o menos larvados, con dos etnias mayoritarias; los macedonios (64,3%) y los albaneses (25,2%), además de turcos, romanís y serbios. Hubo una miniguerra civil en 2001 entre las dos comunidades principales.

Los albaneses de Macedonia pertenecen en su mayoría al mismo clan de los albaneses de Kosovo. Una futura incorporación a la UE podría ser una salida para muchos de estos territorios exyugoslavos en los que el peso de la tribu es mayor que el de la inteligencia.

Más que el nombre debería ser importante la calidad de sus instituciones y el respeto a las minorías. Apagar posibles incendios en Macedonia Norte es importante, sobre todo ahora que Serbia y Kosovo han abierto la posibilidad de realizar algún intercambio de territorios para resolver su conflicto particular. Está aún lejos de plasmarse, pero la base de la idea es étnica; serbios con serbios; albanokosovares con albanokosovares.

Banderas

Si los Balcanes empiezan a mover fronteras llevados por la pureza de la tribu, me temo que va a dar igual el nombre de las Macedonias porque todo será de nuevo un avispero. Han pasado 19 años desde el final de la última guerra balcánica, 23 de la de Bosnia-Herzegovina y todo el andamiaje está cogido por alfileres.

Para Grecia y su provincia de Macedonia, este lío es una escapatoria emocional más de una crisis que los ha triturado: rescates, pobreza, hundimiento de la autoestima. Las banderas sirven para cubrir vergüenzas, más que para proclamar valores.

Habrá que estar atentos a las urnas y a eso que los cursis llaman "la fiesta de la democracia", cuando la verdadera fiesta es que funcione todos los días. (Cualquier parecido de este artículo con otras realidades nacionales es pura casualidad).