Pequeño observatorio

La lucha de las máquinas y los dedos

Los escritores que son grandes tecleadores no quieren hacer música, quieren ir deprisa para concretar una idea, que llega y ya tiene lista otra

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Josep Maria Espinàs

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He abierto este diario y me he encontrado con una doble página ocupada por las caras de una quincena de escritores instalados ante su mesa de trabajo. Escritores de varios países y varias lenguas, hombres y mujeres, con una larga historia de dedicación y de identidad. La gran sorpresa, para mí, ha sido que mi fotografía figurase, entre las de autores realmente notables y famosos: Pearl Buck, Dorothy Parker, Hernst Hemingway, Sinclair Lewis, Carmen Laforet, Premio Nadal, Paul Auster, Agatha Christie...

Jordi Puntí ha confeccionado esta lista de escritores y se pregunta: "¿En qué momento los escritores arrinconaron definitivamente la máquina de escribir, habitualmente una Olivettimáquina de escribir? Puntí ha escrito un texto que está muy bien: "Podríamos decir que hay una relación sentimental de dependencia basada en la confianza mutua, escritor y máquina". Se teclea como si fuera un piano.

Pero los grandes tecleadores no quieren hacer músicas. Quieren ir deprisa para concretar una idea, que llega y ya tiene lista otra. Esto si el cerebro empuja. De todas formas el ser humano piensa, duda, se equivoca y la máquina no ayuda. No le puede decir: cuando querías escribir 'mañana' has escrito 'Demus'. Los ordenadores se han acercado a la perfección dedicándose a la virtud de la obediencia, el problema es que a veces reciben instrucciones equivocadas. Pero hay genios del teclado, personas que pulsan a toda velocidad, sin equivocarse, con un orden perfecto de las letras, e incluso si se trata de 'electrosíntesistransferizada'. Admiro a los velocistas de la máquina de escribir como Messi que, en los campos de fútbol, driblan a todos los adversarios y encuentran el espacio y los movimientos justos para poder seguir avanzando y encontrarse la posición de gol. Muchas máquinas también piden a los usuarios velocidad y precisión, y esto se consigue si se dispone de cinco dedos mágicos, que hacen posible la coordinación.