El poder ya tiene candidato

Manuel Valls tendrá importantes apoyos políticos y económicos en Barcelona y 'comuns' e independentistas harían bien en no menospreciar sus posibilidades

Manuel Valls, el pasado abril en Barcelona.

Manuel Valls, el pasado abril en Barcelona. / periodico

Roger Palà

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El paso adelante de Manuel VallsManuel Valls para presentarse a la alcaldía de Barcelona ha sacudido el tablero político a ocho meses de las elecciones municipales más disputadas de la historia. El exprimer ministro francés cuenta con el aval de Ciudadanos para su candidatura, pero pretende articular una propuesta que vaya más allá del espacio de Albert Rivera. Como avanzó este diario, incluso quiere contar con la participación de la consultoría de Xavier Roig, el exjefe de gabinete de Pasqual Maragall y mano derecha del exalcalde.

El aterrizaje de Valls en Barcelona ha sido recibido con bombo y platillo en ciertos círculos de poder de la capital, huérfanos de representación desde la inesperada victoria de Ada Colau en el 2015 y la posterior consolidación del giro soberanista de CiU en julio el mismo año, con la creación de Junts por Sí. Desde el mundo de los ‘comuns’ y desde el independentismo, hay escepticismo y cierta socarronería. ¿Tiene opciones de hacerse con la alcaldía un político francés de vuelta de todo y fracasado en su país? ¿Podría el autoritario Valls ganar Barcelona, que presume de ser la ciudad más de izquierdas de Europa y capital de la República catalana hoy solo imaginada?

Los adversarios políticos de Valls, sin embargo, harían bien en no hacer caricatura ni menospreciar sus posibilidades. El exprimer ministro tendrá poderosos apoyos políticos, económicos y mediáticos en Barcelona. Los vientos retrógrados a gran parte de Europa en materia de inmigración le juegan a favor, en unas elecciones municipales que convivirán con unos comicios al Parlamento europeo. Apostarán por Valls los sectores nostálgicos del oasis catalán de los años ochenta y noventa, un oasis que también fue, en gran medida, el oasis de la Barcelona del ladrillo y la especulación.

Pero Valls también deberá explicar cuál es exactamente su programa y su ideario para una ciudad que conoce solo de oídas. También deberá explicar quién paga su campaña y de donde han salido los recursos para cubrir su ajetreada agenda barcelonesa de los últimos meses. 

¿Valls, el 'maragallista'?

De esta desconexión nace la apuesta de Valls para aproximarse al 'maragallismo'. El 'maragallismo' vuelve a cotizar al alza. De golpe, todo el mundo es 'maragallista'. Pero probablemente, ni Valls ni Albert Rivera ni Inés Arrimadas comulguen mucho con lo que probablemente es uno de los legados políticos más importantes del exalcalde y 'expresident' Maragall: la idea del tripartito, la alianza de las izquierdas federalistas y soberanistas catalanas. El tripartito partía de la constatación de que la izquierda de tradición catalanista tenía la virtud de la pluralidad, y que solo podría convertirse en hegemónica a partir de una alianza que había que llevar a la práctica primero en los municipios y luego en la Generalitat. El tripartito fue torpedeado por la derecha española y por el PSOE, y sobre todo por la derecha catalana que hoy se aglutina en torno a Junts per Catalunya. Del tripartito ahora se habla más bien poco, pero quizás esto también cambiará pronto.