Opinión | Editorial

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Trato digno para los menores extranjeros solos

La dimensión del problema solo se puede abordar con un plan integral que implique a todas las administraciones

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Menores durmiendo en el suelo de las comisarías, sin comida ni ropa ni medidas de higiene ni atención médica ni de los servicios sociales. Una situación de abandono tan impropia como vergonzosa. Y una funesta lección para la sociedad. Si la Administración no protege a los menores extranjeros solos, si no les ofrece las mínimas condiciones de cuidado ni un trato digno, ¿por qué los ciudadanos deben aceptar la acogida de inmigrantes? Un mensaje demasiado peligroso cuando la xenofobia está llamando a la puerta.

Según la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), el número de menores no acompañados que han llegado a Catalunya este año ya supera los 2.000. El triple de los que llegaron en todo el 2016 y más que en el 2017 (1.489 menores). El incremento puede justificar las dificultades en la acogida, pero no tanta improvisación. Mientras la DGAIA ha informado de que busca seis nuevos centros para menores inmigrantes, el 'conseller' de Afers Socials, Chakir el Homrani, ha reconocido falta de rapidez en el abordaje de la crisis y ha apuntado las principales líneas de trabajo: coordinación entre las diferentes administraciones, recursos para la integración y planificación para evitar nuevos colapsos.

Es evidente que la dimensión del problema solo se puede abordar con un plan integral que implique a todas las administraciones y a diferentes departamentos. Que contemple el problema en todo su conjunto y que todas las comunidades autónomas se impliquen en las soluciones, no solo aquellas que reciben el peso de la inmigración. Del mismo modo, resulta obligado procurar por la integración de los menores y evitar una situación de desamparo que solo conduce a la delincuencia o la explotación. También cabe preguntarse dónde están las menores solas. No las vemos en las comisarías, tampoco en las calles. Aunque son menos las chicas que llegan solas, entre el 10% y el 15% del total de menores, su invisibilidad nos remite al mundo de la prostitución.

Esas imágenes de menores durmiendo en el suelo esconden múltiples carencias. Las de las historias personales de unos jóvenes que no se conforman con una vida de miseria y las de un sistema de acogida de menores con importantes deficiencias agravadas por los recortes y que requieren una transformación urgente.