Ciencia y salud

No estamos solos

Además de nuestras células humanas, en nuestro cuerpo viven otros seres: las bacterias y los virus

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Manel Esteller

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No estamos solos. Además de nuestras células humanas, también viven con nosotros otros seres. Como las bacterias y los virus. Están por encima nuestro y por dentro. Ocupan nuestros intestinos y nuestra boca. Nuestra frente y la olvidada espalda. Los virus son quizá los más sencillos. Los biólogos no se ponen de acuerdo para decidir si se les considera seres vivos o no. Yo diría que sí, pero siempre he sido demasiado optimista. Muchísimas personas conviven con el virus del Epstein-Barr. No da normalmente ninguna sintomatología. Pero un día, si bajan las 'defensas', puede aparecer la enfermedad llamada mononucleosis infecciosa o 'enfermedad del beso'. Y si continúa progresando como en personas inmunocomprometidas puede aparecer el cáncer de los ganglios linfáticos, el llamado 'linfoma'. Y en nuestro labio puede aparecer una pupa, un herpes debido al virus del mismo nombre. Después de unos días se irá, pero el virus continuará allí, esperando otra ocasión para mostrar su cara. De virus hay de DNA y de RNA y estos últimos quizá son vestigios de la llamada 'Vida del RNA' que precedió al ADN como portador de la información genética de los seres vivos. En todo caso, hoy en día las técnicas de secuenciación masiva de los ácidos nucleicos permiten tener todo el mapa de los virus que cohabitan en nuestro cuerpo, el llamado viroma.

Claves para la salud

Los otros seres enigmáticos que viven con nosotros son las bacterias. Recientemente oí que unos proclaman que vienen directamente del espacio, porque son tan diferentes del resto de células, aunque si uno hubiera de creer todo lo que le cuentan... En todo caso, cómo nos aproximamos al estudio de las bacterias está cambiando: antes los veíamos siempre como organismos dañinos y hoy sabemos que tener un buen bacterioma y por extensión un balanceado microbioma puede ser clave para nuestra salud. Hay tres órganos donde encontramos muchas bacterias: el sistema digestivo, la boca y la piel. En el primero nos ayudan al correcto procesamiento y absorción de los alimentos. También empezamos a saber qué cambios en el tipo y cantidad de bacterias pueden estar relacionados con el desarrollo de la obesidad y enfermedades inflamatorias intestinales como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Los trasplantes de heces 'sana' a individuos con ciertas patologías. Y nuestra boca también es un rico ecosistema de bacterias, algunas de los cuales se asocian a la aparición de caries y otras patologías de los dientes. ¿Qué hacer entonces, trasplantes de saliva también? Hay que comentar en este sentido que en ciertos casos de otitis crónicas ya se ha comenzado a experimentar con los trasplantes de cerumen. Y aún veremos cosas más extrañas.

las técnicas de secuenciación masiva de los ácidos nucleicos permiten tener todo el mapa de los virus que cohabitan con nosotros, el llamado viroma

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y es nuestra primera barrera contra las infecciones. Sobre ella viven muchas bacterias sin molestar excesivamente, pero alterar la integridad cutánea puede hacer que una herida sea la puerta de entrada de algunas de estas bacterias, que en un ambiente diferente, empiecen a hacer fechorías. La irrupción de nuevas tecnologías para leer el material genético permite ahora hacernos una idea muy precisa de la composición del microbioma en lugares concretos y en circunstancias específicas. Por ejemplo mirando el microbioma de diferentes zonas de una casa, se ha visto que la de la taza del baño y la de la almohada son bastante similares, lo que nos indicaría que ¡las nalgas y las mejillas no son en el fondo tan diferentes!

Asimismo, se ha observado que tener un animal doméstico hace cambiar nuestro microbioma, compartido en parte con nuestro perrito o gatito. También el bacterioma de la palma de la mano es diferente: si somos diestros, nuestra mano derecha tendrá un microbioma más rico, y al revés por los zurdos. Entre los microbioma más floridos del cuerpo humano encontramos el situado en la axila y entre los dedos pequeños de los pies, pero uno de los lugares con un microbioma más diferente es nuestro ombligo. Quizá sea por eso que nos gusta mirarlo tanto.

La investigación sobre el microbioma humano y su impacto en la salud está en una fase muy primeriza, pero nos hará cuestionar cómo nos definimos a nivel celular. Aquí tenemos excelentes investigadores en estas áreas, como Francisco Guarner, del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), que estudia la microbiota del aparato digestivo y el uso de probióticos; Oscar Yanes y Joan Miró de la Universitat Rovira i Virgili (URV), que investigan el metabolismo del microbioma intestinal, o Paolo Nuciforo, del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que analiza el papel de las bacterias en el desarrollo del cáncer de colon. ¿Verdad que ahora ya no se siente tan solo?