El florecer de Rupi Kaur

Un libro lleno de vida, eso es lo que encontrará el lector o la lectora de 'El sol y sus flores', de Rupi Kaur. Y a menudo entendemos que un libro lleno de vida es un libro lleno de luz, de esperanzas, de buenos deseos. Y no exactamente: está lleno de vida precisamente porque en sus poemas podemos encontrar lo peor y lo mejor de la humanidad. Desde la fragilidad de una mujer frente al desamor, pasando por el elogio de una madre que lucha por tirar adelante —como tantas, sin apreciar a menudo su belleza— su familia en un país extranjero, acabando por el renacimiento de un sentimiento puro y sincero como el descubrir de un nuevo amor.

Puede ser, éste, un libro que te acompañe en diferentes etapas de tu vida. El principio, más bien oscuro, lleno de auto-odio y falta de compasión, nos muestra la crueldad que sufrimos contra nosotras mismas cuando tenemos mal de amores. Creer que no eres suficiente y que la otra persona es quien te hacía mejor a ti. Pero después de caer y enraizarse, toca alzarse y florecer, que es lo que hace el yo de estos poemas: renacer sin ayuda de nadie, volviendo a apreciar la mejor de sus suertes.

Celebro, de la publicación —Seix Barral y Empúries—, que no sigamos leyendo lo que siempre leemos, de poetas semejantes a nosotros, viviendo lo mismo que nosotros en lugares parecidos a los nuestros. Los lugares, en Rupi Kaur, sí pueden ser los mismos, pero son vividos de forma diferente: hay refugiados, madres que no pierden el acento de origen, hijas que aprecian el esfuerzo de sus padres, países que expulsan a sus ciudadanos con guerras... y países que no acogen. Celebro, de la repercusión, que un libro lleno de vida, sin caer en dramatismos pero nombrando el horror, no tenga que acompañarse de mucho más que sus propias palabras.

Finalmente, el florecer de Rupi Kaur es amable y silencioso, el descubrimiento de un amor sano, sin dolor, que la extraña debido al amor que ha conocido hasta entonces: devastador, cruel, tóxico. Digo que es un libro que puede acompañarte en diferentes momentos de la vida porque me habría gustado leer estos poemas a los 20 años, y volver a ellos hoy, a los 30.