La clave

El guiñol de Aznar

La comparecencia del expresidente por el 'caso Gürtel' confirma que ni la vieja política ha entendido nada, ni la nueva aporta más que tuits ingeniosos y telegenia

Gabriel Rufián y José María Aznar

Gabriel Rufián y José María Aznar

Enric Hernàndez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando tú vas, Él ya ha ido y vuelto tres veces. Si tú esgrimes una sentencia que condena a su partido por corrupción, él tiene un papel sobre las corruptelas de tu partido. Si le preguntas por la caja b del PP, acreditada por la Audiencia Nacional, Él te repondrá que la sentencia no es firme y te acusará de golpista. Si inquieres por el titular de las siglas "J. M.", que en los 'papeles de Bárcenas' figura como perceptor de sobresueldos en negro y ordenante de pagos igualmente opacos, Él te sacará el caso de los ERE andaluces o te acusará, o el de un 'exconseller' condenado por contrabando, o te acusará de recibir financiación de Irán y Venezuela, regímenes a los que, por cierto. en su día rindió pleitesía. No le des más vueltas. Él siempre gana.

La comparecencia en el Congreso de José María Aznar José María Aznar, escoltado por su pupilo Pablo Casado, fue de vergüenza propia y ajena. Propia porque uno espera que sus representantes políticos se sirvan de las comisiones de investigación para algo más que lucir palmito ante las cámaras. Y ajena porque cuesta concebir que un expresidente del Gobierno comparezca en sede parlamentaria como una caricatura de sí mismo, como un guiñol arrogante, mendaz e irrespetuoso con los representantes de la soberanía popular.

La corrupta trama Gürtel anidó, germinó y fructificó en las entrañas del PP bajo la presidencia de Aznar, pero Él ni supo, ni vio, ni escuchó. El cabecilla del cártel, Francisco Correa, fue invitado a la pomposa boda de su hija en El Escorial, pero Él no le dedicó ni una mirada.  Un exdiputado conservador confiesa que el entonces líder del PP autorizó un pago en negro de 24.000 euros a un consejero del Gobierno navarro, pero a Él no le consta.

TUITS Y TELEGENIA

La soberbia del personaje y el afán de protagonismo de los diputados interpelantes convirtieron la sesión en un espectáculo televisivo, un Gran Hermano donde todos buscan su minuto de gloria. Un mensaje nada edificante, pues certifica la esterilidad de las comisiones parlamentarias de investigación y confirma que ni la vieja política ha entendido nada, ni la nueva aporta más que tuits ingeniosos y telegenia