Opinión | Editorial

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Un compromiso por Barcelona

El Ayuntamiento de Barcelona tiene la obligación de revertir la degradación de la ciudad, pero la responsabilidad no es solo suya

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zentauroepp45045621 barcelona 15 09 18 manifestacion de vecinos de diferentes ba180915210359 / ADRIANA DOMÍNGUEZ

Los vecinos de numerosos barrios de Barcelona se han movilizado para denunciar la degradación que advierten en sus calles. Durante este verano, los problemas parecen haberse multiplicado y, con ellos, el malestar. Desde el aumento de la inseguridad en Ciutat Vella hasta la presencia de ratas en las calles, se constata que, a pesar del trabajo realizado en seguridad e higiene, hay que redoblar los esfuerzos. Pero también es necesario advertir que, más allá de las casuísticas concretas, la especulación tiene que ver con buena parte de la degradación.

El turismo descontrolado, los alquileres abusivos o la epidemia de narcopisos son tres de los múltiples rostros de la especulación. El resultado es el mismo. La degradación de los barrios, el malestar de los vecinos y la expulsión de sus hogares. La cuestión es conocida por los colectivos que trabajan desde hace años para frenar un proceso de gentrificación que ni es nuevo ni es fácil de combatir.

El Ayuntamiento de Barcelona tiene la obligación de revertir la degradación de la ciudad, pero la responsabilidad no recae únicamente en el consistorio. Es necesario que las demás administraciones públicas se impliquen, tanto en la seguridad como en la confección de soluciones que amparen a los ciudadanos. Ante la magnitud del problema, sería edificante que las movilizaciones vecinales sirvieran de espoleta de un compromiso conjunto y no fueran utilizadas con fines partidistas que poco tienen que ver con el bienestar colectivo.