Opinión | Editorial

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El fiasco de la renta garantizada

Atendiendo a las necesidades de muchos ciudadanos, es urgente revertir la dinámica y establecer bases claras de funcionamiento de la ley cuanto antes

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zentauroepp45027683 barcelona 14 09 18 retrato para un reportaje sobre la renta 180914181830 / ADRIANA DOMÍNGUEZ

La Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) fue una de las últimas iniciativas del Govern presidido por Carles Puigdemont, a partir de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que proponía una nueva medida que venía a sustituir a la Renta Mínima de Inserción (PIRMI) y que representaba, en palabras del impulsor de la ILP, Diosdado Toledano, “el derecho social más importante de los últimos tiempos en Catalunya”.

Sin embargo, a partir de su promulgación, hace ahora un año, la aplicación no ha sido la deseada. Entre otras cosas, está pendiente aún la redacción de un reglamento específico y la constitución de una comisión de seguimiento. Pero lo más grave es que, hasta ahora, las noticias sobre la implantación real de la RGC han sido como mínimo difusas y han generado la insatisfacción de los afectados, que consideran que la Generalitat no ha puesto suficiente empeño en hacerla efectiva. Los datos facilitados ahora por el 'conseller' de Treball, Afers Socials i Famílies certifican que más allá de aquellas personas que pasaban automáticamente del PIRMI a la RGC solo se han aprobado un 7,3% de nuevos expedientes, una cantidad a todas luces insuficiente.

Mientras el Govern achaca esta circunstancia a la paralización de la Generalitat a causa de la aplicación del artículo 155, las entidades consideran que se trata de una falta de interés de la Administración, que ha hecho dejadez de sus responsabilidades. Atendiendo a las necesidades de muchos ciudadanos, es urgente revertir la dinámica y establecer bases claras de funcionamiento de la ley cuanto antes. Lo que fue un hito social no puede caer en saco roto.