DIADA

El día después

Imagen de la manifestación de la Diada en la Diagonal.

Imagen de la manifestación de la Diada en la Diagonal. / RICARD CUGAT

Eulàlia Vintró

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Por séptima vez consecutiva entidades civiles, con el apoyo incuestionable del Gobierno catalán y de su presidente así como de los medios de comunicación públicos, pagados por el Govern con el dinero de todos pero sólo al servicio de menos de la mitad de la ciudadanía, y las fuerzas políticas partidarias de la independencia han vuelto a llenar las calles de Barcelona de forma reivindicativa, festiva y pacífica para reclamar, esta vez, la instauración de la república y la liberación de los políticos encarcelados.

El número de manifestantes es espectacular y confirma que, más allá de las evidentes divisiones entre dirigentes y partidos políticos independentistas, una parte muy significativa de Catalunya sigue aspirando a la secesión y la creación de un Estado catalán republicano. No parece, pues, que el llamado suflé se esté desinflando de manera significativa ni que la retórica grandilocuente e incluso ofensiva del dúo presidencial catalán, acompañada de una nula acción efectiva de gobierno, hayan hecho disminuir de forma perceptible la confianza de sus votantes.

Ahora bien, ¿hasta cuando es razonable mantener esta situación? ¿Nos podemos permitir que las proclamas, las movilizaciones continuas y las calculadas ambigüedades de los miembros del Govern y de los partidos escondan los auténticos problemas de la gente y dejen sin respuesta cuestiones muy importantes? Pondré algunos ejemplos.

En cuanto a los problemas: los recortes en sanidad, considerados como modélicos por Mas, no han sido corregidos, como sí lo han hecho otras comunidades, y hoy somos la tercera autonomía por la cola en gasto sanitario por habitante. Esto explica las listas de espera para pruebas médicas o intervenciones quirúrgicas, la disminución de camas hospitalarias o el creciente malestar del personal sanitario por las reducciones salariales y por la insuficiencia de profesionales. Lo mismo podríamos decir del gasto en educación que sigue quinientos millones por debajo de la cifra de hace ocho años y mantiene el mismo número de barracones escolares, por encima del millar. Eso sí, podemos gastar algunos cientos de miles de euros en publicidad en los periódicos, con páginas enteras de odas a la fiambrera o la manzana. ¿Alguien ha visto o cree que podría ver algo parecido en los diarios de Francia, Alemania o Italia?

En cuanto a las cuestiones: ¿cuándo volverá a funcionar con normalidad, es decir con sesiones plenarias, el Parlament? ¿A quién hay que reclamar explicaciones verosímiles sobre la paralización de este funcionamiento? ¿Cuáles son los puntos de discrepancia entre ERC, PDECat y el entorno de Puigdemont? ¿Quién los está dirimiendo y cuándo lo harán? ¿Hay prevista alguna fecha para empezar a gobernar? Y podríamos seguir con la preparación de los presupuestos, las gestiones para tratar de recuperar las empresas huidas, la parcialidad de los medios de comunicación públicos...

Es urgente que la acción política sustituya la retórica y que Cataluña recupere la unidad y la convivencia. De lo contrario vamos hacia el desastre y el sector independentista que lo sabe debería actuar en consecuencia.