Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

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Si una puta es libre de verdad, no se sindica

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En España la prostitución no es ilegal. ¿Cómo cree que puede usted encontrar tantísima oferta de putas en internet o en páginas de periódicos, anunciando servicios o tarifas? Porque en España el ejercicio de la prostitución no es un delito tipificado en el Código Penal.

La prostitución como tal no está reconocida como actividad laboral. Pero el estado permite tanto a putas como a chaperos cotizar a la Seguridad Social como masajistas. No existen inspecciones para evaluar la naturaleza sexual o no del masaje, siempre que se trate de un trabajador o trabajadora autónoma.

Las prostitutas se pueden asociar. El colectivo Hetaira lleva trabajando desde 1995. Y en España hay, que yo sepa, más de una decena de colectivos y asociaciones de trabajadores sexuales.

Entonces: ¿por qué no puede haber un sindicato de prostitutas?

Porque para que haya un sindicato debe haber trabajadores asalariados al servicio de un patrono que es el que controla los medios de producción. Si un obrero trabaja en una fábrica, el patrón es el dueño de la fábrica, y la fábrica el medio de producción. En una oficina, el empresario es el patrón, el ingeniero informático el asalariado, la empresa el medio de producción. En un bar, el dueño del bar es el patrono, la camarera la asalariada, el bar el medio de producción...

Pero en el caso de una prostituta, el medio de producción es su propio cuerpo. Y no puede haber un tercero controlando ese medio de producción, porque la única que puede disponer de ese cuerpo es ella misma.

Por lo tanto, no puede haber un sindicato de prostitutas porque no puede haber patronal para las prostitutas. Solo puede haber proxenetas, mafiosos, explotadores, trata.

En países que
han regularizado

la industria del
sexo, las mujeres
son más
vulnerables
frente al abuso,
porque han
perdido el
anonimato

Pero es que además si existiera un sindicato, debería existir un convenio laboral y ¿qué convenio laboral se puede hacer cuando estamos hablando de trabajar ofreciendo sexo? ¿Se puede establecer cuántos servicios sexuales mínimos se pueden ofertar por hora? ¿Cuántas penetraciones anales se pueden recibir al día? ¿Si se puede o no se puede trabajar con la regla? ¿Si puede una mujer negarse a recibir a un cliente con un olor corporal repulsivo? ¿Habrá un grado en la Formación Profesional para ejercer la prostitución? ¿Cuándo se aplicaría la incapacidad laboral?

Además, si la prostitución se considera una actividad laboral, cualquier mujer inscrita en la oficina de desempleo podría ser obligada a la prostitución si queda una vacante en un prostíbulo, de lo contrario perdería el subsidio de desempleo. El caso ya se dio en Alemania donde una camarera desempleada fue destinada a un prostíbulo y ella se negó.

Por otra parte, la mayoría de las mujeres que se dedican de forma libre a la prostitución y que no están traficadas están en el armario. Su familia, sus amigos, sus novios, no lo saben. Se dedican a la prostitución durante un tiempo, mientras están en paro, o mientras estudian, con la idea de buscar un trabajo mejor en cuanto puedan. Ser puta no es agradable para nadie, y no es un trabajo para toda la vida. En cuanto tienes 40 años es difícil que te paguen mejor que a una asistenta. Cualquiera de estas mujeres libres sabe que si en su vida laboral figurara que ha sido contratada como trabajadora sexual, se les cerrarían futuras puertas tanto en sus relaciones laborales como personales. De forma que si la prostitución se regularizara, estas chicas, las pocas que verdaderamente lo hacen de forma libre, dejarían de hacerlo.

En Holanda y Alemania la regularización, supuestamente, iba a sacar a las mujeres prostituidas de la calle. Pero muchas mujeres no quieren registrarse tal y como lo requiere la ley. En estos países la regularización de la industria del sexo no acaba con el estigma sino que, al contrario, hace a las mujeres más vulnerables frente al abuso ya que, al tener que registrarse, pierden el anonimato.

Por lo tanto, la regularización a menudo las ha conducido a la clandestinidad y al miedo. Estas mujeres no se regulan porque quieren evitar ser controladas y explotadas por los nuevos «hombres de negocios» de la industria del sexo. Por  los patronos. Los proxenetas, los explotadores.

Los mismos que han lanzado esa cortina de humo de que las feministas no les dejamos hacer a las mujeres lo que les da la gana. Mentira cochina. Las feministas luchamos porque las mujeres puedan hacer lo que quieran con su cuerpo. Luchamos porque no haya terceros que las exploten, trafiquen con ellas y las esclavicen. Luchamos por las mujeres libres.