Opinión | EL ARTÍCULO Y LA ARTÍCULA

Juan Carlos Ortega

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¡Cómo nos gusta sufrir!

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Estos días, en Facebook, estoy viendo compartido un texto que no termino de entender del todo. A lo mejor es culpa mía; ustedes juzgarán ahora. Está firmado por el escritor argentino Eduardo Sacheri y puede escucharse en la película 'El secreto de sus ojos', basada en su novela 'La pregunta de sus ojos' y cuyo guion coescribió.

Las frases, agárrense bien fuerte, son las siguientes: 

«El 'pero' es la palabra más puta que conozco:  ‘te quiero, pero’, ‘podría ser, pero’, ‘no es grave, pero’. ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es».

Esta reflexión, como les decía, ha sido compartida en cientos de muros, obteniendo infinidad de aplausos, de 'likes' y de todas esas cosas positivas. Yo, sinceramente, no puedo entenderlo. ¿Cuál es el motivo? De verdad, ¿cuál es? ¿Por qué gusta tanto el párrafo de Eduardo Sacheri? La respuesta, a mi juicio, es clarísima: nos gusta mucho sufrir. O, mejor dicho, nos gusta creer que nos gusta sufrir.

No hace falta ser Bertrand Russell para encontrar al instante la trampa lógica escondida en el texto. Para ello, basta con cambiar el contenido del mismo y comprobar, al instante y para nuestra sorpresa, que la pobre palabra «pero» no tiene la culpa de nada. Veamos mi versión, a ver qué les parece:

«El 'pero' es la palabra más maravillosa que conozco:  ‘te odio, pero’, ‘es imposible, pero’, ‘es grave, pero’. ¿Se da cuenta? Una palabra formidable que sirve para alegrar la vida, para invalidar lo malo que podría haber sido y no es».

Propongo una 
campaña 
popular para 
apoyar la linda 
conjunción 'pero'

Ha bastado con cambiar «te quiero» por «te odio», «podría ser» por «es imposible» y «no es grave» por «es grave». Lo que parecía una profunda reflexión acerca del lenguaje y el alma humana ha caído al suelo de manera irremediable, para no poder levantarse jamás. Ha quedado claro que no había nada allí. Era un puro fuego artificial.

Obviamente, no es esta una crítica a Sacheri, puesto que la frase no la pronuncia él, sino uno de sus personajes, y estos tienen todo el derecho a decir lo que quieran, incluyendo errores lógicos de este monumental tamaño. El problema es el aplauso inmediato en las redes, que revela una falta de eso que ahora está de moda llamar «pensamiento crítico». Si empezamos culpando de todos nuestros males a una conjunción adversativa como «pero», ¿qué otras cosas seremos capaces de hacer con las personas, que por desgracia suelen caernos más antipáticas que las palabras?

Propongo una campaña popular para apoyar al «pero». Esto hay que arreglarlo. Quiero ver millones de firmas defendiendo esa linda conjunción. Las cosas están muy mal, fatal, PERO juntos podemos arreglarlas. ¿Ven que hermosísima palabra?