IDEAS

República cultural

Quim Torra felicita a Laura Borràs en el nombramiento de 'consellers'

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Xavier Bru de Sala

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Hay una forma de hacer República que despierta un gran consenso entre todos los sectores y todas las tendencias políticas. Se llama República de las Letras, por extensión República de la Cultura, y es apreciada y bienvenida en las naciones que deberíamos emular. Que el triángulo pluralismo, cultura y prosperidad tiene el éxito asegurado se demuestra en todos los países que encabezan los ránkings mundiales de bienestar. Todos, tanto si disponen de un ceremonioso emperador como de un energúmeno bocazas.

Si tener un 'president' editor y autor de libros y una 'consellera' que vive en, de y para la literatura no se refleja en los presupuestos y las políticas culturales, se certificará un doble fracaso

Si tener un president editor y autor de libros y una consellera que vive en, de y para la literatura no se refleja en los presupuestos y en las políticas culturales, podremos certificar un doble fracaso. El de la cultura para salir de los márgenes y acercarse al centro del ágora, y el del soberanismo para llenar de contenido el modelo de país.

Aunque algunos lo desdeñan, las disponibilidades presupuestarias han mejorado. Nos espera una buena ración de autonomismo. Las vacas ya no son flacas y todo parece indicar que van a caer unos inesperados cientos de millones. Desde tiempo inmemorial, la cultura es tratada como la cenicienta desde los departamento de Presidència y de Economia. Tan ínfimos son los recursos destinados a cultura que si se doblaran aún no llegaríamos a igualar a los buenos. Bastaría que el incremento no bajara del 30%, lo que apenas repercutiría en el global de los presupuestos, para que pudiéramos decir que cumplen. Si no lo hacen es por falta de voluntad y de ambición republicana, no por ningún tipo de impedimento.

El pluralismo se debería incrementar en dos niveles. En el simbólico, en términos de reconocimiento a la gente de la cultura que se expresa en castellano. Y en el efectivo, en la extensión de las formas de ayuda a todo tipo de iniciativas culturales, empezando por las de las ciudades y los barrios que aún no saben dónde está la conselleria.