Dos miradas

Caballo estacado

Cada día envidio y admiro más la serenidad y la sabiduría de quien vive alejado de este mundo de triunfos efímeros

PASQUAL

PASQUAL / .44052976

Josep Maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ayer hablaba del 'asunto Pasqual', 'asunto Pasqual', Lluís Pasqual, y trataba de reflejar su indiscutible trayectoria como artista y de reflexionar sobre la necesidad que tiene el mundo cultural catalán de poner sobre la mesa, sin rodeos, una idea clara del futuro más inmediato, sin el escudo de falsas convicciones que pueden servir de coartada a los mediocres, con la voluntad de mirar hacia arriba, de establecer escenarios en los que se premie la calidad y el genio y no la corrección política. Hoy insisto, pero desde otra perspectiva. En los inicios de este asunto hay un escrito de una actriz que critica a Pasqual como director. Se siente ofendida y lo hace público. Después, recibe el apoyo de un colectivo fantasma y aquí se fragua la tormenta. Todo ello, a través de las redes, este maremágnum donde vale todo y donde todo es admitido, porque vivimos en un universo donde lo que cuenta es la inmediatez y la necesidad de incorporarse al debate, no a partir de la racionalidad, sino de la velocidad. Son dos conceptos antagónicos: no hay reflexión posible si se lleva a cabo sobre un caballo desbocado.

Lluís Pasqual lo dice en una entrevista: "Las redes sociales pueden destruir cualquier reputación. Su poder es tan indiscutible como altamente peligroso". Conviene pensar en ello con el caballo estacado en el palo o mientras come hierba, tranquilamente, en el prado. Cada día envidio y admiro más la serenidad y la sabiduría de quien vive alejado de este mundo de triunfos efímeros.