Contrapunto

Los debates sobre el turismo

La cifra de clientes de los hoteles baja pese a los récords de llegadas en los aeropuertos

Turistas y gente que va a la playa en un vagón de Renfe.

Turistas y gente que va a la playa en un vagón de Renfe. / .44471600

Salvador Sabrià

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo lo que sube acaba bajando. Y el turismo no es una excepción. O como mínimo, una parte del turismo. Desde principios de año ya se estaba detectando que esta vez no sería posible volver a superar el récord anual de turistas alcanzado en el 2017. Para muchos no es una mala noticia, al contrario. Se estaba llegando, defienden, a los límites de saturación y es mejor contener la avalancha. La parte negativa es que el turismo continúa siendo uno de los principales motores de la economía española y de la catalana. Una caída de esta actividad comporta también menos ingresos para el fisco y menos empleo. El lobi Exceltur pronostica que este año el pib turístico va camino de crecer por debajo del PIB del conjunto de la economía española, algo que no ha sucedido en los últimos 10 años.

El debate sobre los efectos positivos o perniciosos del turismo está muy candente. Vivimos en una de las primeras potencias turísticas del mundo, tanto por número de viajeros que se reciben, como por ingresos derivados de esta actividad. Pero hay que ser consecuentes con esta realidad en todos sus aspectos. Si una ciudad como Barcelona se convierte en el mayor atractivo de Catalunya, su aeropuerto no para de  superar todas las marcas históricas de pasajeros y las calles son un hervidero de turistas de todas las nacionalidades, los servicios públicos, como los transportes de la misma localidad y de su entorno metropolitano han de tener en cuenta este fenómeno. Y este verano ha quedado en evidencia que no es así. 

También es necesario que se tomen medidas por parte de los gobiernos de todos los niveles de administración para ponerse al día ante nuevas formas de viajar y de alojarse.  Las últimas encuestas del INE constatan una caída de la ocupación hotelera en Catalunya, provocada tanto por una reducción de la cifra de clientes de los establecimientos hoteleros, como de las pernoctaciones de estos mismos clientes. Sin embargo, estas cifras negativas contrastan con las de aumentos de llegadas en las principales vías de entrada de turistas, los aeropuertos. Y si llegan, seguro que se alojan en algún sitio. Si no constan en la oferta legal, debera ser que lo hacen en la que está fuera del sistema, incluido el fiscal.

Aquí también está muy vivo el constraste de opiniones. Para unos, incluida la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia, la oferta de apartamentos habitaciones turísticas, utilizando sistemas tipos Airbnb, no debería limitarse, al contrario. Considera este organismo que acaba siendo una buena opción para una ciudad, revitaliza su parque de viviendas y mejora incluso la vida de sus habitantes. El informe ha despertado la indignación de organizaciones de vecinos, por un lado, y de los hoteleros, por otro. Los primeros viven cada día las quejas por una actividad que continúa creciendo descontrolada y a la que culpan de parte de la subida de los precios de la vivienda, y los segundos claman contra una competencia desleal.