Opinión | Editorial

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Investigación abierta de un atentado frustrado

Es necesario reflexionar sobre las dudas que generan las inciertas motivaciones del ataque de Cornellà

Miembros de la funeraria judicial retiran el cadaver de la comisaria de los mossos en Cornella

Miembros de la funeraria judicial retiran el cadaver de la comisaria de los mossos en Cornella / JORDI COTRINA

Los Mossos d'Esquadra abordan la investigación del ataque a la comisaría de Cornellà de este lunes como un atentado aislado vinculado al terrorismo, aunque las circunstancias que se derivan de las primeras investigaciones aportan datos que lo hacen muy singular y deja las pesquisas abiertas. El hombre que trató de agredir a una agente con un cuchillo de grandes dimensiones al grito de "Alá" y que fue abatido a tiros era un ciudadano de origen argelino que, según personas de su entorno, había "perdido la cabeza". Algunos testimonios destacaron que en los últimos tiempos había extremado sus creencias religiosas e incluso se apuntó a esa posibilidad como única motivación del ataque de "clara voluntad homicida". No obstante, a tenor de la declaración de la mujer ante los Mossos, su marido, del que acababa de divorciarse, le había confesado su homosexualidad y pensaba en el suicidio porque se le hacía insoportable que la comunidad islámica le rechazara. De ser así, el atentado frustrado podría interpretarse como un acto desesperado buscando la propia muerte en un contexto yihadista, justo después del aniversario del 17-A de Barcelona y Cambrils

Aún es pronto para sacar conclusiones, pero hay que recordar que estamos en una situación de alta alerta terrorista y que el yihadismo tiene unas características que muy poco tienen que ver con el terrorismo europeo del siglo XX. Independientemente de la motivación última del hombre abatido en Cornellà al lanzar su ataque, se sabe ya que las conversiones del extremismo pueden ser extraordinariamente rápidas, sin una sólida base ideológica que las sostengan ni una estructura jerárquica que planifique el detalle de las operaciones. El yihadismo se alimenta directa o indirectamente de muy diversas emociones y encuentra su caldo de cultivo en individuos que se sienten ajenos a la sociedad en la que viven.

En general, además de la necesidad de mejorar la coordinación entre cuerpos policiales,  es fundamental trabar sólidos vínculos con las comunidades musulmanas, pero la actitud atenta no debe confundirse con el rechazo ni podemos dejarnos llevar por los tópicos de una primera lectura, como ha podido pasar en Cornellà. Los yihadistas adulteran el islam hasta conducirlo a un fanatismo que nada tiene que ver con una religión de paz, pero es necesaria una mirada libre de prejuicios