Ideas

Barcelonismo y cultura

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zentauroepp33289659 barcelona 23 de marzo de 2016 vistas de barcelona desde mi180820161802 / RICARD FADRIQUE

Xavier Bru de Sala

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Barcelonismo es amor prioritario por Barcelona. El barcelonismo puede ser independentista, catalanista, de derechas o de izquierdas, más difícilmente constitucionalista, ya que en Madrid van descubriendo algo que no sabían ni los franquistas: el problema de Catalunya se llama Barcelona. Demasiado grande, demasiado potente, demasiado indómita. En efecto, si Barcelona cayera en el provincianismo, por operación de estado o por inadvertencia, el soberanismo quedaría en residual. El famoso artículo del Titánic, de Félix de Azúa, no retrataba una realidad, expresaba un deseo, una estrategia hoy compartida por C 's y los restos del PP.

Si Barcelona cayera en el provincianismo, por operación de estado o por inadvertencia, el soberanismo quedaría en residual

La bandera del barcelonismo que levantó Verdaguer con la Oda a Barcelona’ (100.000 ejemplares editados por el Ayuntamiento en una ciudad de 500.000 habitantes) yace en un almacén municipal de trastos inútiles. Desde 1957, inicio de la era Porcioles, los primeros alcaldes no barcelonistas son los dos últimos. Trias se creyó el infundio pujolista según la cual catalanismo y barcelonismo son vasos comunicantes, cuanto más barcelonista menos catalanista. Colau, que aún no sabe que llegó a alcaldesa porque era la opción menos hostil al espíritu rebelde de la ciudad, sitúa a su ideología por delante. Debería ser al revés. Primero Barcelona. Segundo, a conveniencia de cada cual. Quien enarbole con credibilidad la bandera de Barcelona sucederá a Colau.

Si por vacaciones se perdieron la doble página de El Periódico del 16 de agosto sobre Barcelona como posible capital del artivismo, o el artículo de Carles Cols sobre las fiestas de Gràcia; o la novedad discográfica, la voz y la actitud coherente de Mayte Martín, harán bien en recuperarlos. Esto es el barcelonismo cultural: entrañas irreductibles, máxima osadía, fe en la ciudad. No Plensa, no el dirigismo de la Mercè, ya no el MACBA ni el CCCB que han caído en manos de funcionarios como toda la ciudad.