Opinión | Editorial

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La seguridad ciudadana es una prioridad

Los Mossos han estallado al denunciar sobrecarga de trabajo, impago de las horas extras y falta de recursos

Los Mossos revisan una alcantarilla en la Rambla

Los Mossos revisan una alcantarilla en la Rambla / ALBERT BERTRAN

El sentido homenaje a las víctimas del 17-A nos recuerda el terror que asoló la Rambla hace ahora un año. Tras estos ataques perpetrados por el ciego odio radical, los Mossos desplegaron un operativo especial sin precedentes para poder hacer frente a la tragedia y garantizar la seguridad de los ciudadanos. Catalunya vive en alerta terrorista nivel 4 desde entonces y se concentra, junto con las fuerzas de Seguridad del Estado, en prevenir que pueda producirse otro atentado yihadista. Es de recibo reconocer la gran tensión a la que ha estado sometida durante el último año la policía autonómica catalana, que tiene las competencias de la seguridad ciudadana en exclusiva, y las de la lucha antiterrorista compartidas con la Policía Nacional y la Guardia Civil en colaboración con las policías locales.

A la lucha contra un sangriento enemigo invisible como es el islamismo radical se ha sumado la tensión por el proceso soberanista el pasado otoño. Ahora, los Mossos d'Esquadra han estallado al denunciar sobrecarga de trabajo, impago de las horas extras acumuladas y dotación insuficiente de recursos para realizar efectivamente su trabajo. Con buen criterio, la priorización de la prevención del terrorismo ha concentrado los esfuerzos. Pero al no incrementar la plantilla ni los recursos, se han detraído de otras tareas de seguridad ciudadana no vinculadas al terrorismo y que venían realizando los Mossos con gran eficiencia. La más importante es la prevención de delitos relativos a la seguridad ciudadana como los robos a domicilios, la violencia callejera y los hurtos en la calle, entre otros. Y precisamente esa reducción de estas tareas, que ayudaban a disminuir las tasas de estos delitos, se producen en un contexto en el que la presión turística sobre los barrios de Barcelona también genera una mayor conflictividad.

El despliegue de los Mossos se realizó con el objetivo de alcanzar una plantilla de 18.000 policías en el 2015, y en el 2018 no alcanzan los 17.000. Entre los años 2011 y 2017, como consecuencia de los recortes de la crisis, el cuerpo no realizó nuevas convocatorias de efectivos. Es hora de que se revise a fondo las carencias del cuerpo incorporando las nuevas necesidades. En el ámbito de la seguridad, prevenir antes que curar es lo más importante.