LAS CINTAS DE CORINNA

El dilema de Pedro Sánchez

La inviolabilidad del Rey puede exonerarle de responder penalmente por sus actos, pero no es óbice para que estos sean investigados en sede parlamentaria

Corinna con el Rey Juan Carlos en un acto en Barcelona

Corinna con el Rey Juan Carlos en un acto en Barcelona / CARLOS ÁLVAREZ

Clara Usón

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En abril de 1922, hace casi un siglo, el general Picasso entregó al Congreso de los Diputados un informe sobre las causas de la derrota de Annual -perdieron la vida 14.000 hombres-, en el que exponía graves irregularidades de las que eran responsables mandos del Ejército y en las que también estaba involucrado Alfonso XIII. El líder socialista Indalecio Prieto fue el diputado que más insistió en debatir el asunto en el Parlamento. Un año y pico después, para evitar que fueran presentadas al Congreso las conclusiones de una segunda comisión, muy comprometedoras para el monarca y altos cargos militares, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el consentimiento de Alfonso XIII.

Las revelaciones contenidas en las cintas de Villarejo y Corinna no revisten la gravedad de aquellos hechos, pero apuntan a posibles actuaciones ilícitas del rey Juan Carlos que no pueden ser pasadas por alto; en palabras del propio Rey, la monarquía debe ser ejemplar y todos somos iguales ante la ley. Nadie ha desmentido la autenticidad de las cintas y la Casa Real guarda al respecto un silencio inquietante. Al margen de la oportuna investigación de la fiscalía -que ya se ha iniciado- es preciso abrir una comisión parlamentaria; alegar -como hace el Gobierno- que los presuntos hechos pertenecen al pasado, es una pobre excusa (¿desde cuándo se investigan los delitos futuros?); la inviolabilidad del Rey puede exonerarle de responder penalmente por sus actos, pero no es óbice para que estos sean investigados en sede parlamentaria en aras del interés superior de los españoles; en una monarquía parlamentaria la soberanía reside en los ciudadanos. No podemos tener una jefatura de estado susceptible de chantaje, sería deseable que la inviolabilidad del Rey se ciñera a los actos relacionados con el estricto desempeño de su cargo.

Pedro Sánchez puede optar entre seguir el ejemplo de Rajoy en el 'caso Gürtel' o el de Indalecio Prieto en 1922, el futuro del PSOE depende de ello.