La primera comisión bilateral desde el 2011

Para hacerse una idea cabal de lo que significa políticamente la reunión de este miércoles de la comisión bilateral Gobierno-Generalitat basta un dato: la última acta de una reunión de este tipo la firmaron Manuel Chaves y Josep Antoni Duran Lleida el 19 de julio del 2011. Mucho ha sucedido desde entonces en las relaciones entre ambas instituciones, poco de ello bueno. Hoy, este espacio de interlocución previsto por el artículo 183 del Estatut vuelve a reunirse en un contexto muy diferente del que se creó: una crisis institucional aguda, una mayoría independentista en el Parlament y gran parte del anterior Govern de la Generalitat o bien en la cárcel o bien instalado en Europa fuera del alcance de la justicia española.

Para el Gobierno español, la reunión es un objetivo por sí mismo, ya que simboliza el ánimo de rebajar la tensión y marca una diferencia (otra más) respecto al Ejecutivo de Mariano Rajoy, que nunca convocó la comisión. Para la Generalitat es un foro donde exponer los dos únicos temas prioritarios para el Govern, como se vio esta semana en el Parlament: la situación de los políticos presos y huidos. Desde un elemental sentido de la separación de poderes, nada puede hacer el Gobierno en este sentido. Sí está en su mano desbloquear otros asuntos, como traspasos pendientes o los recursos de inconstitucionalidad entre el Gobierno y la Generalitat. A eso, una parte del independentismo lo llama autonomismo. Gran parte de la sociedad catalana lo llama gobernar.