El coliseo de la ópera

Un segundo Liceu en la Rambla

La historia avala que el Principal que fue Teatre de la Santa Creu dedicado a la ópera durante décadas, que ha pasado por todo tipo de vicisitudes, incluso policiales, y ahora está cerrado se convierta en la segunda sala del Liceu

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Rosa Massagué

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La burguesía decimonónica que puso a Catalunya en la modernidad lo hacía todo a lo grande. Véase el Gran Teatre del Liceu. No solo es más grande que la Scala milanesa. Era el mayor teatro ‘a la italiana’ de Europa. Su capacidad solo fue superada en 1989 por el teatro de la Bastilla, segunda sala de la Ópera de París. Con capacidad para 2.297 espectadores el teatro de La Rambla es ideal para el gran repertorio romántico y del siglo XX y XXI. Pero es poco adecuado, por demasiado grande, para la ópera barroca que requiere orquestas pequeñas y a ser posible con instrumentos históricos, y para la ópera de cámara. Tampoco lo es y por una cuestión de público, para muchas composiciones contemporáneas. Y menos todavía para un recital de canciones que requiere intimidad con el público, a menos que el intérprete sea Jonas Kaufmann. Entonces, la sala resulta incluso pequeña.

Los grandes teatros europeos disponen de segundos y terceros auditorios. El de París, además de las dos grandes salas, tiene una mediana (500 plazas) y otra pequeña (250 plazas). En Londres, el Covent Garden dispone de un auditorio, ahora en remodelación, con 400 butacas. En Múnich, la ópera de Baviera cuenta con otros dos teatros de capacidad mediana y pequeña. Lyon, Montpellier, Frankfurt… Y ¿el Liceu? Cero. El Foyer, con una pésima acústica,  se había utilizado para obras de pequeño formato y hoy sirve para el programa 'Off Liceu' dedicado a nuevos compositores.

Hubo un tiempo en que el vecino Teatre Principal parecía candidato a ser el segundo teatro de ópera de Barcelona. El crítico Roger Alier promovió allí (incluso cantó algún papel secundario) unas representaciones con voces que entonces eran promesas. Pero el intento no prosperó. La historia avala que aquella sala que fue Teatre de la Santa Creu dedicado a la ópera durante décadas, que ha pasado por todo tipo de vicisitudes, incluso policiales, y ahora está cerrada se convierta en la segunda sala del Liceu. Su director, Valentí Oviedo, sabe que el teatro necesita un espacio y que podría ser el Principal. A ver si hay suerte.

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