Bernal, el arco; Thomas, le flecha

Lo tremendo del ciclismo no es que un día se suba a La Rosiere. Que va. Lo bestial del Tour es que, al día siguiente, tras un masaje, un plato de espaguetti y algo de fruta, se sube La Madeleine, Lacets de Montvernier, La Croix de Fer y acabas con las 21 curvas de Alpe d’Huez.

Eso es lo más bestia del ciclismo. Y, después, dicen que se drogan. ¡Dios! Lo que hacen estos chicos no tiene sentido. Porque, además, les importa un pimiento hundirse un día, pues, al siguiente, vuelven a intentarlo. Se ha visto en ese inmenso Alejandro Valverde. Lo hemos comprobado en Mikel Nieves, que perdió las llaves de la puerta de San Pedro a 340 metros del cielo y, al día siguiente, volvió a intentarlo. Se ha visto en Vincenzo Nibali, que lo tiran cuando podía ganar en Alpe d’Huez, se levanta y sigue.

En el pelotón, no hay perdedores

El ciclismo tiene la inmensa grandeza de que puedes adorar a un perdedor. Y no habló, no, de ser fan de Raymond Poulidor. Hablo de que, camino de Alpe d’Huez, asistimos a demostraciones maravillosas, que no importaron que acabasen en derrota, que no fracaso. El fracaso no existe en el ciclismo, donde intentarlo ya es un logro, un triunfo.

Me importa un rábano que pillasen a Steven Kruijswijk, a 3.5 kilómetros de la meta, es mi héroe. Me trae sin cuidado que Tom Dumoulin no ganase, es ‘Supermán’. O que Romain Bardet se agotase, es valiente. Pero si he de lanzar un “¡hurra!” por alguien, lo siento pero no será por Chris Froome y/o Geraint Thomas, que ya se repartirán este Tour como quieran. Lo haré por ese nuevo ‘pedalista’, llamado Egan Arley Bernal, de 21 años, el sucesor de Froome en el Sky y el heredero de Nairo Quintana en los corazones de todo Colombia.

Egan, el campeón que viene

Fue Egan quien llevó en volandas a Froome y Thomas. Fue Egan quien meció en el cuadro de su bicicleta a Chris y Geraint. Fue Egan quien paró todos los golpes antes de permitir que sus jefes (esperen, esperen, ‘El Relevo’, como le llaman en su país, no tiene prisa) se jugasen la victoria, tras remolcarlos en 17 de las 21 curvas de Alpe d’Huez. Bernal fue el arco; Froome y Thomas, las flechas. Ese es mi héroe: Egan Arley Bernal, el hijo de Germán y Flor, el brillante estudiante que renunció a una beca en la Universidad La Sabana, de Bogotá, para ser el ‘puto amo’ del Sky. Ya verán.