Tribuna

El turismo en positivo

Casi todo el mundo está de acuerdo en que la actividad aporta riqueza

Turistas en Barcelona.

Turistas en Barcelona. / periodico

Manel Casals

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Es relevante destacar que la opinión de los barceloneses sobre el turismo es positiva en términos generales y parte de una constatación sobre la que prácticamente todo el mundo está de acuerdo: el turismo aporta riqueza. Parece una obviedad, pero no está de más constatarlo y decirlo. Después, cuando se entra a tratar el asunto con un poco más de detalle se constata que más de la mitad de los ciudadanos hace un balance positivo, considerando que efectivamente el turismo aporta más cosas positivas que negativas. ¿Cuáles son?

Los barceloneses aprecian especialmente los efectos del turismo sobre la economía y el empleo, así como sobre el patrimonio y la oferta cultural, gastronómica y comercial de la ciudad. En sentido contrario, les preocupa el impacto en la calidad de vida, el estado del espacio público y el encarecimiento de la vivienda. Pero resulta que esta configuración de la dimensión negativa del turismo como problema es, en realidad, el resultado del efecto aglutinador de una serie de inconvenientes que algunos le asocian. No es, por tanto, una asociación directa.

Es una situación que sugiere que las autoridades públicas podrían darle una respuesta bastante obvia: reforzar las políticas dirigidas a resolver o mitigar estos problemas, por un lado, y combatir ese efecto aglutinador (un prejuicio) con una información y una comunicación rigurosas. Todas estos son datos de un estudio de opinión realizado por Gesop entre junio y julio del año pasado, por encargo del Gremi d’Hotels, del que se desprende que los barceloneses no tienen unas posiciones radicales, tampoco en este terreno: cuantificando tres perfiles de los ciudadanos en función de su actitud hacia el turismo, la posición indiferente es la más frecuente (un 45% de la población), mientras que los favorables (un 35%) superan claramente a los abiertamente contrarios (el 20%).

Haber tenido alguna experiencia negativa con el turismo, en primer lugar, y la ideología, en segundo, son los principales motivos que determinan la actitud contraria hacia el turismo. Así, los ciudadanos que viven en los barrios más turísticos de la ciudad tienden a tener una percepción más negativa del fenómeno. También los simpatizantes de partidos políticos que han mostrado una opinión contraria a la actividad turística. Ahora bien, la encuesta también nos dice que experiencias personales negativas con el turismo se registran relativamente pocas: sólo un 15% de barceloneses ha tenido alguna vez un problema con un turista, y ello sin definir previamente qué es un "problema".

Modelo

Por otra parte, los datos recogidos ponen de manifiesto que hay consenso entre los ciudadanos en torno a un modelo turístico que priorice los hoteles por encima de los pisos turísticos. De hecho, los barceloneses valoran bien la oferta hotelera (67%) y son prácticamente inexistentes los que tienen hoteles cerca de casa y se quejan de molestias. No es casualidad que las personas que tienen un piso turístico cerca sean más propensas a una actitud contraria al turismo.

La mayoría los barceloneses dice que el turismo ni los beneficia ni les perjudica personalmente. Dicho esto, los que dicen beneficiarse del turismo, que con más frecuencia son los más jóvenes y los extranjeros, esgrimen motivos económicos (empleo), pero también la posibilidad de conocer gente, la diversidad multiculturalidad, y la buena imagen para la ciudad.

Por último, entre las medidas que ha tomado el Ayuntamiento para gestionar el turismo, la actuación contra los pisos turísticos ilegales y prohibir la apertura de nuevos pisos turísticos en la mayor parte de la ciudad son las que generan más consenso. En cambio, las medidas municipales que generan más controversia son la prohibición de la apertura de nuevos hoteles en el centro de la ciudad y la limitación de la promoción turística. De las acciones posibles, también crea controversia la introducción de una nueva tasa o impuesto, mientras que el consenso vuelve a ser muy grande cuando se habla de intensificar la lucha contra las conductas incívicas, aumentar la limpieza de los espacios frecuentados por turistas y redistribuir el turismo en el conjunto de la ciudad y área metropolitana.

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