LA CLAVE

El alma del 'Cercle'

Marta Angerri, secretaria general del Cercle d'Economia

Marta Angerri, secretaria general del Cercle d'Economia / periodico

Albert Sáez

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En tiempos de incertidumbre, las instituciones sabias vuelven a sus fundamentos. Back to the basics. El Cercle d’Economia nació bajo el franquismo para impulsar la integración de Catalunya y de España en Europa. Integración económica que sus creadores sabían que sería a la vez política y social. Vivieron la realización de su sueño en los años 80 y 90. Sus jornadas de primavera pasaron de ser semiclandestinas a reunir a los gobiernos de Barcelona y de Madrid. Pujol, Maragall, González y el primer Aznar ejecutaron el programa que el Cercle definió en los años 60. Esta amalgama de académicos y empresarios pasó de puntillas por los pelotazos y por la globalización. Ese no ha sido nunca ni su mundo ni su propuesta. Y la crisis de 2008 les dio la oportunidad de volver a los fundamentos. Pusieron a Europa por bandera contra los populismos y advirtieron, antes y de manera más educada que otros, a los independentistas que algunos de sus atajos podían dejarnos fuera de la UE.

Esta institución de presidencia rotatoria fía la continuidad institucional a la dirección general. Durante este largo período la ha ocupado Jordi Alberich, de formas británicas e impronta italiana, ha sabido convertir el Cercle en algo más que un lobby, lo ha hecho un foro de debate y un club de opinión, en el mejor y más clásico sentido de la expresión. Y ha preparado un relevo de lujo, Marta Angerri que ya era su principal colaboradora. Dan envidia este tipo de instituciones que, además de gestionar el corto plazo, saben administrar y preparar el medio y el largo. Esa es la frontera que separa a las empresas de los chiringuitos de comisionistas. Y, posiblemente esa es la gran asignatura pendiente de la política respecto de la economía. Pensar en una Catalunya y una España dentro de la UE a finales de los años 50 era una quimera a largo plazo. El Cercle la ha hecho realidad gracias a gente como Alberich o Angerri. Sigan, pues, atentos a los documentos del Cercle, no sea que estén escribiendo el futuro realizable.