LA CLAVE

La opa de Puigdemont

La última operación de poder del 'expresident': un movimiento de corte populista para atraerse al independentismo impaciente, decepcionado con los partidos tras el 1-O

Enric Hernàndez

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Aconsejado por sus abogados, Carles Puigdemont ha reducido su exposición mediática. Toda su actividad pública se ciñe al universo Twitter, que una cosa es defenderse ante la justicia alemana y otra provocar más quebraderos de cabeza a Angela Merkel. El paso atrás del 'expresident' es solo para tomar impulso. Aunque incumplió su fatua promesa electoral --«para que vuelva el 'president', se ha de votar al 'president'»--, hará cuanto esté en su mano por regir el destino del independentismo. Incluso a distancia.

Su primer reto es fagocitar al <strong>PDECat</strong>, primera mutación pospujolista de CDC, mediante la remoción de su coordinadora, Marta Pascal. Al hombre de Hamburgo, reforzado por sus victorias ante el juez<strong> Pablo Llarena</strong>, no le interesan tanto las siglas como empuñar la manija posconvergente para diluir el partido en un movimiento más amplio,  y de paso  tomar el control de los ocho diputados en el Congreso, indispensables para que Pedro Sánchez pueda agotar la legislatura. Olviden el referéndum,  la autodeterminación y la nonata república. Bajo la espuma de la propaganda, lo que está en juego es, simple y llanamente, el asalto al poder, en su acepción más mundana y autonómica.

EL CAJÓN DEL APUNTADOR

Corren malos tiempos para la épica insurreccional. Con Mariano Rajoy en Santa Pola y Sánchez en la Moncloa, resuelto a pasar de las musas al teatro con Catalunya, Junts per Catalunya empieza a perder su carisma otoñal, según anticipa el tamtam demoscópico. Puigdemont, con buen olfato político y mucho tiempo para pensar, lo presiente. Necesita reinventarse para abandonar el cajón del apuntador y volver al proscenio. Para evitar el lento declive de su figura.

Con independientes, rebotados del PDECat y algunos alcaldes rebusca en su chistera otro conejo: Moviment 1-O (o Junts per la República), plataforma de inspiración 'macroniana' --o peronista-- ideada para atraer al independentismo impaciente que tras el 1-O se ha sentido traicionado por los partidos tradicionales. Pero la operación, de raíz populista, es en verdad una opa al PDECat y a ERC para preservar la hegemonía en el independendismo a diez meses de las municipales del 2019.