ANÁLISIS

Las piedras marcan el camino

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Mónica Marchante

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El domingo conoceremos a la selección campeona del mundo de fútbol. Antes sabremos quién es el campeón de Wimbledon. Y en el velódromo de Roubaix comenzarán a aclararse algunas dudas en el Tour de Francia.

Una de las máximas a la hora de afrontar el Tour de Francia  es salvar la primera semana. Este año se cumplen 30 años desde la victoria de Pedro Delgado en la Grand Bucle. Sus opciones de ganar aquella edición crecieron vertiginosamente al salir “ileso” de la primera semana, considerando “ileso” perder unos dos minutos respecto al líder antes de afrontar la primera montaña, en ese caso, como en la presente edición, en los Alpes.

Desde que el hoy Movistar, heredero de aquel Reynolds, anunciase que sus tres mejores corredores acudirían al Tour, anda el entorno mediático y aficionado elucubrando sobre quién será el líder. Y cómo aceptarán los otros dos “gallos” la tarea de pasar a ser “gregario” del líder.

La receta de toda la vida en estos casos ha sido primero tirar de galones, el líder en igualdad de condiciones físicas lo decide el palmarés, y no hay que olvidar que Nairo ya ha sido segundo en dos ocasiones en el Tour y una tercero.

La ley de la carretera

Después es la propia carrera quién decide. El pinchazo que sufrió Quintana  el primer día de carrera le supuso 1’12” de retraso, que no son tanto teniendo en cuenta que Froome perdió 51”. Tras dos etapas en las que Alejandro Valverde ha asomado entre los primeros, tercero en el Muro de Bretaña y cuarto el día anterior,  los 2'10” que distancian a Nairo del lider no le restan credibilidad.

Otra cosa será lo que dicte el infierno del domingo. Serán casi 22 kilómetros de empedrado distribuidos en 15 tramos en una etapa de 156 kilómetros. Hace exactamente cuatro años que el Tour no visita el infierno del pavés. Nunca olvidaré el rostro renegrido de barro del ganador de aquel día, Lars Boom, ni la retirada de Chris Froome tras dos caídas  sin llegar al tramo del Carrefour de L’ Arbre. Ni las risas de los locutores de la televisión francesa mientras Alemania le hacía un siete a Brasil en su propio Mundial.

Este domingo no habrá lluvia en Roubaix, los locutores franceses podrán volver a reír, esta vez de alegría, o llorar de pena, mientras en el hotel de Movistar se diseña el resto de carrera. Nairo,Landa y Alejandro deberán aferrarse fuerte al manillar del Tour. Las piedras trazarán su camino.