Opinión | Editorial

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Nuevo verano complicado en El Prat

A lo largo de los últimos meses se han acumulado retrasos y cancelaciones, de tal manera que, según los datos de Eurocontrol, Barcelona es la instalación europea con más déficit en este aspecto

Zona de facturación del aeropuerto de Barcelona-El Prat.

Zona de facturación del aeropuerto de Barcelona-El Prat. / periodico

La temporada veraniega se adivina complicada en el aeropuerto del Prat. Hace dos años, el problema se centró en las dificultades operativas de Vueling y el año pasado surgió el conflicto laboral del personal de seguridad y la posterior intervención a última hora de la Guardia Civil para paliar las colas en los accesos de control. En el 2018, se avecina lo que podría ser una tormenta perfecta, centrada especialmente en la circulación aérea. A lo largo de los últimos meses se han acumulado retrasos y cancelaciones, de tal manera que, según los datos de Eurocontrol, Barcelona es la instalación europea con más déficit en este aspecto.

Las causas son diversas. Ha crecido en su actividad aeroportuaria y el hecho de que cuente con cuatro compañías con base en El Prat intensifica el grado de afectación, motivado tanto por circunstancias metereológicas como por la incidencia de las huelgas de los controladores de Marsella – un conflicto aún por resolver – que inciden en el tráfico aéreo de todo el Mediterráneo. Buscando rutas alternativas, un efecto cascada provoca retrasos en cadena y anulaciones, sin contar con las propias dificultades del Prat y con las reivindicaciones latentes de los controladores de Gavà, que exigen mejores condiciones laborales, y de la falta de personal en muchas aerolíneas.

Es previsible, pues, que los problemas se amplíen y recrudezcan en un nuevo verano agitado, otro más, justo en el momento de más efervescencia del aeropuerto barcelonés.