DOS MIRADAS

La zozobra

El personaje de Vilarasau en 'La resposta' navega entre un dolor inmenso y una estabilidad aparente que, de tan frágil, parece que haya de estallar en mil pedazos

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zentauroepp43842423 graf3134 barcelona 18 06 2018 silvia munt 3i que dirig180619195927 / EFE / Marta Perez

Josep Maria Fonalleras

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Hay un momento en que Daisy Connoly habla de su marido, el novelista Tom Connoly, y dice que los escritores son profundamente infelices, una especie de espectros, exiliados de ellos mismos y del lugar donde parece que viven. Una parte del escritor está aquí, pero hay otra que no habitará nunca, que vaga en un espacio indefinido, entre la crisis de quien no sabe cómo escribir y la necesidad de conseguir una felicidad que no conseguirá. "Siempre están en una etapa difícil".

Quien lo dice es Emma Vilarasau, en el montaje de 'La resposta' de Brian Friel que Sílvia Munt presenta en el Grec18. Una Vilarasau que vive atormentada por una angustia familiar y que compone un personaje que es de las mejores creaciones que he visto nunca en un escenario. Tal cual. Navega entre un dolor inmenso, perenne, y una estabilidad aparente que, de tan frágil, parece que haya de estallar en mil pedazos. Y no lo hace. Se mantiene en una zozobra que aún no sé por qué no llega al caos, a la nada. Quizás porque también es un espectro, como todos los demás que comparten un día en la casa de los Connoly, uno de esos días en que las horas pasan como en la casa de Chéjov, mientras nuestro mundo se hunde y cuando todavía pensamos que hay una leve esperanza en forma de incertidumbre. "La felicidad requiere que el futuro sea incierto", decía Wagensberg. La vida, de hecho, aunque siempre vivimos en "una etapa difícil". Cuando la estrenen, un día de estos, corran a verla.