horizontes

La importancia del relato, también en economía

Hemos salido de la crisis, sí, como todos, pero lo hemos hecho peor que los otros, con una gran fractura social interna

Mariano Rajoy felicita a Pedro Sánchez tras la moción de censura que supuso el desalojo del PP de la Moncloa.

Mariano Rajoy felicita a Pedro Sánchez tras la moción de censura que supuso el desalojo del PP de la Moncloa.

Jordi Sevilla

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En el mundo líquido en que vivimos, es importante tener un relato que cohesione al grupo y le permita diferenciarse de grupos rivales. No es relevante que dicho relato sea verdadero pero tiene que ser creíble, es decir, basta con que sea creído (y defendido) por el colectivo de referencia. Así, el grueso de las batallas políticas hoy en día giran en torno a los relatos, más o menos mitológicos, que cuentan y se cuentan las diferentes "tribus" en que estamos cuarteando, de nuevo, a la vieja sociedad democrática. Sobre la historia, sobre la realidad nacional y, también, sobre economía.

El anterior presidente construyó una narración muy potente sobre lo ocurrido en España desde el estallido de la crisis económicaZapatero arruinó con sus políticas al país, llenándolo de parados y de gasto público clientelar, pero gracias a las reformas aplicadas por el PP se evitó el rescate por parte de la 'troika' y la economía dio un giro de 180 grados hasta situarnos como el pais con mayor tasa de crecimiento de la eurozona.

¿Les suena? Ninguna de las afirmaciones realizadas se corresponde con la verdad o, dicho de otra manera, si hacemos una aproximación objetiva y con datos a lo ocurrido realmente desde el 2008, encontramos poca correspondencia entre lo ocurrido y esta explicación. Además, existen otras explicaciones realizadas desde emisores más imparciales como el FMI o la Comisión Europea que se ajustan mejor a los hechos: la crisis financiera fue mundial y no solo española, las políticas aplicadas se consensuaron siempre con los otros países (la idea del criticado Plan E se aprobó en el G-20, cuando aun todo el mundo pensaba que la crisis iba a ser breve), la economia española, en el momento de estallar la crisis, estaba en uno de sus mejores momentos con superávit presupuestario y la menor tasa de paro de la democracia; con Rajoy de Presidente se nos impuso un rescate centrado en el sector financiero porque ahí era donde teníamos los problemas y el final de la crisis y el inicio de la recuperación se acompasó, como en todos los demás países del euro, con la nueva política monetaria puesta en marcha por el Banco Central de Draghi a partir del 2012.

Con esos datos se puede construir un relato según el cual fue la incapacidad del Gobierno Rajoy para hacer frente a la crisis de la Bankia de Rato la que disparó nuestra prima de riesgo, la política de rebajas salariales para hacer frente al problema de una economía sobreendeudada era un error y los recortes sociales y laborales, llamados reformas, respondieron más a criterios ideológicos del partido en el gobierno que a las necesidades del país hasta el punto de que, lejos de explicar la actual recuperación, han provocado el mayor incremento en desigualdad social de todos los países europeos.

Precariedad laboral y pobreza

Hemos superado la crisis, como todos, pero también somos el país del euro con mayor déficit público, el único que no ha recuperado la tasa de paro anterior a la crisis, donde los salarios siguen por debajo de lo que teníamos antes y el país líder en precariedad laboral, desigualdad y pobreza. Es decir, hemos salido de la crisis, sí,  como todos, pero lo hemos hecho peor que los otros, con una gran fractura social interna. Como ven, se puede armar un relato respecto a lo ocurrido, basado en datos y opiniones de organismos internacionales, muy diferente al que estábamos acostumbrados a escuchar del anterior gobierno.

La existencia de dos relatos confrontados sobre aquello que ha pasado, no tiene interés solo partidista en términos de agrupar a los "propios" para  echar la culpa al "otro". Su interés se prolonga hasta hoy porque la narración de Rajoy concluye en una gran pasividad: ya hemos hecho todo lo que había que hacer y ahora, solo queda esperar que el tiempo lo arregle todo.

El relato alternativo, por el contrario, exige un gobierno activista que movilice a la sociedad mediante reformas para hacer frente a nuestros retos de futuro y para corregir aquellos elementos propios que perjudican nuestro bienestar social. Es la diferencia entre decir "ya hemos hecho los deberes" y decir, "todavía tenemos mucho que mejorar y corregir". Por ello, el relato del pasado prefigura la acción de futuro. Por ello es tan importante que el nuevo Gobierno abandone el relato de Rajoy y se ponga manos a la obra, desde un relato nuevo que alimente la esperanza.