Opinión | EL ARTÍCULO Y LA ARTÍCULA

Juan Carlos Ortega

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Enloquezca Facebook

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Si es usuario habitual de Facebook, habrá notado que las opiniones de sus contactos se parecen sospechosamente a la de usted. Los amigos preferidos o aquellos cuyas opiniones nos parecen más interesantes (y, por tanto, más clicamos) terminan apareciendo con más frecuencia en nuestro campo visual. Con el tiempo acabamos creando una realidad paralela en la que todo el mundo parece pensar igual que nosotros.

Esto que acabo de decirles no es ningún secreto. Son muchísimas las personas que alertan del peligro que supone para nuestra cabeza esta retroalimentación ideológica. Si piensas 'A' y ves que tus amigos piensan 'B', tal vez puedas empezar a valorar la posibilidad de curiosear acerca de lo que B significa, pero si todo tu mundo también piensa 'A', la curiosidad por las opiniones ajenas empieza a desvanecerse.

Salir del universo-espejo

Tras estos dos primeros párrafos repletos de obviedades, me gustaría proponerle un ejercicio que podría ayudarle a salir de ese universo-espejo en el que muchos nos encontramos cuando entramos en nuestros muros. Se trata de dar me gusta a asuntos que le desagraden. Hágalo abundantemente, sin sentirse mal por ello. Al principio seguramente le costará hacerlo, pero terminará cogiéndole el punto. Siga a personas a las que jamás se le había pasado por la cabeza seguir, simule admirar a quien no admira y deje de entrar en los muros de aquellos cuyo punto de vista le resulte confortable.

Clique 'me gusta' a todo aquello que le desagrade. Hágalo en gran medida y el mundo al que está acostumbrado cambiará

Notará que, en pocos días, su página de Faceebook le mostrará un mundo radicalmente distinto al acostumbrado. De repente, empezará a leer a personas que piensan B y, si tiene paciencia y lee sus reflexiones, tal vez notará una sanísima curiosidad por ellas.

Que el algoritmo no sepa qué pensar de usted

Tras estos días, vuelva de nuevo a ser la persona que era. Déle 'me gusta' a lo que le gusta y entre en los muros de quien le plazca. Cuando su perfil recupere la forma anterior, cuando le muestre el universo de ideas a las que siempre estaba habituado, vuelva loco a su Facebook interesándose otra vez por lo que no le interesada en absoluto.

Haga esto de manera regular. Siga a los que no seguiría, deje de seguirlos, ponga corazones en textos que le parezcan repulsivos, para después marcarlos con un emoticono de cara enfadada. Enloquezca al pobre algoritmo para que no sepa qué diablos pensar de usted.

Tras hacer esto varias veces, comprobará que su salud mental es inversamente proporcional a la de la red social. Cuanto más loco esté Facebook, más cuerdo estará usted. Hágame caso, de verdad. Hay gente que piensa B, incluso C y hasta Z. Tal vez le parezca increíble, pero hay seres humanos, igual de listos que usted, que conciben el mundo de un modo bastante diferente. Solo hay que lograr volver loco al algoritmo para empezar a conocerlos.

Si este artículo le ha gustado, ponga que es espantoso y deje de seguirme. Y si le ha parecido un texto lamentable, inúndeme con corazones. Ya verá cómo cambia el mundo.