Opinión | EDITORIAL

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Torra, Sánchez y Felipe VI

No es con la Zarzuela con quien el 'president' de la Generalitat debe negociar la salida política de la crisis catalana, sino con la Moncloa

El 'president,' Quim Torra, este martes, en la reunión del Consell Executiu.

El 'president,' Quim Torra, este martes, en la reunión del Consell Executiu.

A pocos días de que coincidan en Tarragona, con motivo la inauguración de los Juegos Mediterráneos, el rey Felipe VI y los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat, Quim Torra, los tres últimos presidentes catalanes (Artur Mas, Carles Puigdemont y el propio Torra) han enviado una carta al Monarca en el que le solicitan que se implique para hallar una solución al conflicto político catalán y que abandere el diálogo. Apelan para ello a la labor constitucional del Rey de arbitrar y moderar entre los poderes del Estado. La respuesta de la Zarzuela fue remitir la misiva a la Moncloa de acuerdo con el artículo 64.1 de la Constitución, que dispone que "los actos del Rey serán refrendados por el presidente del Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes”.

Obviamente no estamos ante un problema de interpretación de la Constitución. Desaparecido Mariano Rajoy de la Moncloa, la parte del independentismo partidaria de mantener el clima político en estado de tensión se ha centrado en la institución de la Corona. Lo hemos visto en Girona con motivo de la entrega de los premios Princesa de Girona (con el intolerable acoso a un orgullo de Catalunya como son los hermanos Roca) y con la intención de Torra de aprovechar el acto institucional de Tarragona para exigir a Felipe VI explicaciones por su discurso del 3 de octubre, que a juicio del independentismo dio carta blanca a los poderes del Estado para actuar con dureza contra los líderes independentistas.

Aquel fue sin duda un discurso trascendental en el reinado de Felipe VI. El monarca apoyó sin fisuras a las instituciones del Estado, exigió a la Generalitat el respeto de la ley y acusó al Govern de deslealtad. También, y esto se olvida con frecuencia, reiteró que dentro de la ley se pueden defender todas las ideas. La carta enviada a la Zarzuela por los tres ‘presidents’ tiene significativos olvidos (el 6 y el 7 de septiembre, el 27 de octubre) y reitera la voluntad popular como máxima expresión de la democracia, obviando la otra cara de la moneda: el respeto a la legalidad.

La carta, además, plasma el concepto del diálogo del independentismo: bilateral entre dos gobiernos de iguales y fuera del marco constitucional. No es con Felipe VI con quien Torra debe negociar la salida política de la crisis, sino con Sánchez. La cita es el 9 de julio.