IDEAS

Ferrer Lerín, ex-raro

El escritor barcelonés Francisco Ferrer Lerín

El escritor barcelonés Francisco Ferrer Lerín / periodico

Domingo Ródenas de Moya

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya no hay raros ni malditos. No al menos como pudieron reivindicarlos a finales del siglo XIX Rubén Darío y antes Paul Verlaine. La marginalidad estética y moral, la vida noctámbula y bohemia, la extravagancia en el vestir y las costumbres, la pertenencia a una capilla literaria no constituyen hoy marcas de distinción. Lo raro hace mucho que se disolvió en un melting-pot global donde quedaron abolidas las normas que discriminaban lo ortodoxo (o normal) de lo heterodoxo (o insólito). Sigue siendo extraño que un autor de éxito se esfume o enmudezca, pero eso no lo convierte en un raro como pudo serlo el conde de Lautréamont. La categoría pertenece a otro tiempo.

A Ferrer Lerín le cayó el sambenito de raro porque en los años ochenta resolvió dejar la literatura por la ornitología. Cuando Vila-Matas lo convirtió en uno de sus barlebys, en 2000, seguía retirado de las letras. Pero una invitación de Frederic Amat para escribir un guion de cine (que acabó siendo en 2005 una novela, 'Níquel', que hay que leer en su versión definitiva de 2011) lo sacó de la hibernación. La que hubiera sido su tesis doctoral (abortada porque su director fue asesinado por el bedel de la universidad, en serio) vio la luz como 'El bestiario de Ferrer Lerín', y desde entonces los libros que ha ido publicando son todo menos convencionales. Con 'Fámulo' (2010) regresó triunfalmente a la poesía, pero no sorprendió a quienes habían leído antes 'Papur' (2008), una miscelánea de prosas heteróclitas y magníficas entre las que se incluía el homenaje a Poe que acabó siendo el guion encargado, 'Die Rabe'.

 Pudo ser un autor secreto y fuera de serie, es decir no seriado ni del montón, quizá un raro por su opción por la invisibilidad y por formas de escritura insumisas a los dictados del día. Pero ya no lo es porque forma parte de la más original literatura actual. Su humor negro, sus fantasías de sexo, crueldad y violencia, la mirada zoológica a los humanos requieren de la complicidad inteligente del lector. Así es en la colección de prosas narrativas que Ignacio Echevarría ha reunido en 'Besos humanos' (Anagrama). Léanse haciendo pausas para respirar. «La vida» (redondamente desoladora) con que concluye el libro es la vida de cualquiera.

TEMAS