El Día Mundial de los Refugiados

¿Y los que no iban en el 'Aquarius'?

Los mensajes de compasión humanitaria han de traducirse en políticas públicas que respeten los derechos humanos

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ilustracion de leonard beard / periodico

Antoni Pérez

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“Nadie pone a su hijo en un barco salvo que el agua sea más segura que la tierra”, escribió la poetisa Warsa Shire. Cada semana, cientos de niños y niñas huyen de la violencia y emprenden un viaje que no saben cómo va a terminar. Muchos de ellos lo hacen solos, sin un padre o una madre que les coja de la mano y les diga que todo va a salir bien. Niños que corren el riesgo de sufrir explotación, violencia o ser víctimas de trata. Y cuando llegan a su destino, Europa, la odisea aún no ha terminado.

La llegada del ‘Aquarius’ el pasado fin de semana ha vuelto a poner el foco en la política migratoria europea que continúa priorizando la seguridad de las fronteras por encima de la de las personas. La falta de vías de acceso legales y seguras empuja a los que tratan de alcanzar Europa a tomar rutas cada vez más peligrosas, poniendo sus vidas en peligro y en manos de las mafias. El gesto compasivo del Gobierno de Pedro Sánchez ha chocado con la impasibilidad de Italia, y 630 migrantes han desembarcado en Valencia ante un operativo compuesto por más de 2.300 personas y ante 600 periodistas acreditados. A bordo del ‘Aquarius’ y de los dos buques de la marina italiana - 'Dattilo' y 'Orione'- que atracaron en el puerto de Valencia, viajaban 134 niños, de los cuales 123 lo hacían solos. Desde Save the Children estuvimos acompañando a muchos de estos menores y explicándoles en un lenguaje que entendieran, la situación en la que se encontraban y los pasos que vendrían a continuación.  

La necesidad de un cambio de rumbo

Pero más allá del ‘Aquarius’ hace falta una política que sea coherente con esta solidaridad. Una solidaridad que no acaba siendo otra cosa que un acto acorde a los tratados internacionales que países como España han ratificado y se han comprometido a cumplir. Un gesto que esperamos que marque un cambio de rumbo en las políticas migratorias y que promueva, entre otros, iniciativas para que los niños y niñas migrantes y refugiados lleguen de manera segura a través de los corredores humanitarios y los programas de reubicación y reasentamiento.

Precisamente, dentro del programa acordado por los Estados miembros de la Unión Europea para la reubicación y reasentamiento de 160.000 refugiados, España solo ha acogido un 16% de las 17.337 personas que se había comprometido a acoger. De las 2.792 personas acogidas, la mayoría son de Siria, personas que huyen de un país que ya lleva siete años en guerra y donde quedarse no es una opción. Pero España apenas ha acogido una treintena de menores no acompañados que habían llegado a las costas de Italia y Grecia a través de los mecanismos de reubicación y reasentamiento. Niños y niñas, no lo olvidemos, que están completamente solos abandonados a su suerte.

En los últimos cinco años se han tramitado en España poco más de 100 solicitudes de asilo de niños y niñas que han llegado solos

Del mismo modo que se está haciendo con los niños y niñas que han llegado en Valencia, pedimos que se garantice el acceso al procedimiento de asilo a la infancia migrante y refugiada que llega a España. Lo cierto es que en los últimos cinco años se han tramitado poco más de 100 solicitudes de asilo de niños y niñas que han llegado solos, de las que solo se han aprobado una de cada tres. Que este número sea tan bajo es algo significativo y demuestra que los menores no tienen acceso al procedimiento por falta de información o asesoramiento jurídico.

La integración en nuestra sociedad

La acogida del ‘Aquarius’ no puede resultar un gesto más. Además, ha demostrado que cuando hay voluntad política, las cosas se hacen. Los mensajes de compasión humanitaria tienen que traducirse en políticas públicas que respeten los derechos humanos. Y sobre todo que den soluciones a largo plazo a todos estos niños y niñas ya que no solo es importante la acogida sino la integración en nuestra sociedad. 

El 28 y 29 de junio se celebrará en Bruselas el próximo Consejo Europeo donde los jefes de Estado y de Gobierno de la UE debatirán las cuestiones más urgentes, entre ellas, la migración. Pedro Sánchez tiene una oportunidad única de promover esta solidaridad y cambio de rumbo en las políticas migratorias entre todos los Estados miembros, pero para ello hace falta concreción y voluntad política.

Porque la emergencia humanitaria no solo tiene nombre de ‘Aquarius’ y cada semana hay tantísima otra gente que se ve obligada a arriesgar su vida en el mar. Este miércoles, Día Mundial de los Refugiados, queremos recordar la necesidad imperativa de tener vías seguras y legales a Europa para que no tengamos que esperar que otro barco esté ocho días a la deriva para encontrar un puerto que quiera acoger a personas que lo único que buscan es un hogar.