Al contrataque

El 'efecto Aquarius'

¿Golpe de efecto? ¿Propaganda? ¿Circo mediático? Pues si quieren que les diga la verdad, me da igual

Imágenes del fotógrafo norteamericano Kenny Karpov, envidadas desde el 'Aquarius'.

Imágenes del fotógrafo norteamericano Kenny Karpov, envidadas desde el 'Aquarius'. / SOS MEDITERRANÉE / KENNY KARPOV

Jordi Évole

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Hace solo un mes, el entonces secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, afirmaba que España no había cumplido con la cuota de acogida de refugiados asignada por la Unión Europea porque "los refugiados no querían venir a España". El jueves, con el 'Aquarius' de camino al puerto de València, Nieto dejaba su cargo. El exsecretario de Estado acabó la entrevista con estas palabras: "Yo tengo la conciencia tranquila. No tengo una varita mágica". Estoy convencido que Nieto sigue hoy con la conciencia tranquila y sin varita mágica. Pero tal vez ha descubierto que no solo era cuestión de varitas mágicas, sino de voluntad política.

¿Por qué hasta ahora nadie había hecho un gesto como el del 'Aquarius'? Porque hasta ahora nuestros gobernantes habían creído que una política migratoria aperturista era sinónimo de perder votos. El día que se demuestre que eso no es así, verán como cambian esas políticas. Está en nuestra mano.

Palos en las ruedas

Hace un mes era impensable que un dirigente español permitiese que un barco cargado de refugiados atracase en el puerto de València. Estábamos más acostumbrados a que los que nos atracasen fuesen ellos. Por eso, a pesar del orgullo que sienten muchos ciudadanos por la decisión tomada, hay un punto de desconfianza. ¿Golpe de efecto? ¿Propaganda? ¿Circo mediático? Pues si quieren que les diga la verdad, me da igual. Hasta hace muy poco colocar una noticia sobre refugiados en un informativo era casi heroico. Este domingo, cadenas internacionales retransmitieron en directo la llegada del 'Aquarius'.

Y sí, los problemas continúan. Estos mismos días, más de 800 personas han llegado desde África por el sur de España, y nadie lo ha retransmitido en directo. Seguimos teniendo vallas con cuchillas en Melilla y CIEs repartidos por todo el Estado. Queda mucho, muchísimo por hacer. Sin olvidarnos de los que querrán poner palos en las ruedas y esperan publicar en breve un titular a cinco columnas explicando que alguno de los llegados en el 'Aquarius' ha sido detenido por violación, robo o por ser miembro del Estado Islámico. El buenismo será ridículo. Pero el malismo es detestable.    

Me quedo con el orgullo que muchos sienten hoy. Lo que pasaba hasta ahora, por mucho que no provocase mala conciencia en altos cargos públicos, no era normal. Nadie lo ha explicado mejor que el activista francés Cedric Herrou: "Hemos normalizado la situación. Pero en 15 o 20 años diremos: 'no era, para nada, normal'. Y entonces estaremos obligados a pedir perdón y a justificarnos. Esta gente tendrá hijos y sus hijos tendrán nacionalidad francesa. Hijos que sabrán que su padre y su madre fueron tratados como perros durante años, capturados por la policía, reenviados a Italia, durmiendo en tiendas durante años, y ese chico descubrirá que hay dos Francias, una Francia para blancos y una para negros. Y eso va a generar odio. No puedes sembrar odio y recibir amor. No funciona así. Si siembras odios, tienes odio".