Paz a través de la fuerza

Lo impensable ha sucedido, estadounidenses y norcoreanos celebrarán una reunión bilateral para abordar de forma definitiva el desmantelamiento nuclear

Trump saluda desde al 'Air Force One' a su llegada a Singapur.

Trump saluda desde al 'Air Force One' a su llegada a Singapur. / periodico

Rubén Herrero de Castro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se reúnen el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el dictador comunista de Corea del Norte, Kim Jong-un. El país elegido, Singapur, un 'business point' global, desarrollado de la nada por el presidente Lee Kuan Yew, que muestra todo lo bueno que un mandatario puede hacer cuando tiene un interés genuino por el bienestar de su población.

Lo impensable ha sucedido, estadounidenses y norcoreanos celebrarán una reunión bilateral para abordar de forma definitiva el desmantelamiento del amenazante programa nuclear que Corea del Norte ha podido producir gracias a las lamentables políticas de apaciguamiento llevadas a cabo por Occidente y abanderadas en su día por el presidente Clinton.

Contra las cuerdas

Pero la Administración Trump parece empeñarse en dejar mal a sus detractores y ha conseguido llevar a las cuerdas a la dictadura norcoreana y dejarle un respiro para acordar una cumbre bilateral. La fórmula, aunque olvidada, no es nueva: paz a través de la fuerza, una doctrina elaborada y practicada por Ronald Reagan, que condujo (entre otros factores) a la derrota de la Unión Soviética en la guerra fría.

Se trata de no ceder ante el enemigo en ningún campo y hacerle saber que cualquier agresión le saldrá muy cara. En el caso de Corea del Norte, se habían sobrepasado todas las líneas rojas. Un programa nuclear con fines militares próximo a ser operativo en manos de un régimen extremadamente perverso no podía consentirse.

Tiempo perdido

Por vez primera en mucho tiempo, Kim Jong-un y sus aliados chinos tuvieron clara una cosa: Estados Unidos atacaría a Corea del Norte si no cesaba en sus intenciones nucleares. Para Estados Unidos, sólo hay una cosa peor que ir a la guerra con Corea del Norte, hacerlo disponiendo esta de armas nucleares. Nadie deseaba una Corea del Norte nuclear (incluidos los chinos), pero nadie hacía nada salvo reunirse de forma interminable y estéril, dando oxígeno y tiempo a los norcoreanos.

La narrativa dura en términos políticos, económicos y militares de Trump está cambiando a su favor el estado de la cuestión en la sociedad global. Por ahora y en el particular caso de Corea del Norte, Trump  ha conseguido tener éxito donde tantos fracasaron.

Prosperidad por armas

La hora de la verdad ha llegado y una histórica cumbre tendrá lugar. En el marco de la misma, Corea del Norte tendrá que intercambiar su programa nuclear por prosperidad, vía levantamiento de sanciones y cooperación económica que le ofrecerá Trump de forma conjunta con Japón y Corea del Sur. Al fondo, una futura unificación de la península de Corea (que liquidaría al régimen norcoreano) apoyada por China, que no desea bajo ningún concepto un vecino nuclear y sí otro socio comercial en situación de prosperidad. En semejante situación, Estados Unidos y sólo entonces podrían abandonar su presencia militar en Corea, concentrándose en el pilar estratégico para su seguridad en Asia, Japón.

Si Corea del Norte no acepta de forma realista esta transacción, habrá guerra en Corea y ni siquiera los chinos podrán impedirlo, hay demasiado dinero en juego para apoyar a los norcoreanos.