Dos miradas

El papel del rencor

La distensión apuntada por Sánchez y Torra también pasa por el papel que otorguemos a quienes extienden el rencor por todos los altavoces mediáticos

Pedro Sánchez, el pasado lunes en la Moncloa.

Pedro Sánchez, el pasado lunes en la Moncloa. / periodico

Emma Riverola

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En el aire se elevan unas primeras señales de humo blanco. Aún débiles, pero evidentes. Los primeros gestos emanan del Ejecutivo de Pedro Sánchez y Quim Torra parece recoger el guante. Hay ganas de mostrar gestos de distensión. Por responsabilidad y, quizá también, por pura necesidad de estabilidad para sobrevivir. El nuevo escenario llega plagado de dudas. Está por ver que los actuales protagonistas tengan la generosidad, el valor y la inteligencia que se precisa. Será fundamental el papel que ocupen los anteriores actores, si entienden que deben dar un paso atrás y no agonizar bajo los focos. ¿Y nuestros garantes del odio? ¿Qué harán esos hombres y mujeres que no solo campan por las redes, sino que también extienden el rencor por todos los altavoces mediáticos?

Horas y horas de vómitos siempre dedicados a resaltar lo pérfidos o ignorantes o deshonestos o rancios que son los habitantes de esas bárbaras tierras de más allá del Ebro. Agarrados a los tuits de Màxim Huerta (tanto da que la mayoría respondan a una retransmisión frívola de Eurovisión de hace ocho años), por no tener que reconocer el evidente acierto de una formación de Gobierno que ha roto todas las barreras de la discriminación. Parece que el feminismo de algunas voces también tiene banderas. Y su irresponsabilidad. Su opinión es un criadero de odio y su superioridad moral solo nos hace inferiores. La distensión también pasa por el papel que les otorguemos.