ANÁLISIS

Allá donde se igualan las copas

Lo único igualitario entre la Copa masculina y la femenina: el lío político.

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Sónia Gelmà

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¿Han visto el gol de Mariona? ¿La internada de Lieke Martens por la izquierda tras 120 minutos de juego? Quizás toparse con la repetición de la jugada les haya costado algo más que ver la repetición en bucle de la discusión del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y la capitana Laura Ràfols sobre si la 'senyera' debía ponerse en la Copa antes o después de recibirla.

El espectáculo sobre el terreno de juego fue mucho más interesante que ese diálogo y la posterior utilización de unos y otros para su propio beneficio. Porque a menudo la política se interesa por el deporte cuando puede instrumentalizar sus victorias o sacar rédito de sus polémicas, como por ejemplo si Ràfols rompía o no el protocolo o si Rubiales hubiera hecho lo mismo con otra bandera.

Una lástima, porque fue un partidazo entre dos equipos muy parejos.

Las declaraciones de Rafa nadal y Pep Guardiola

Detectado el filón mediático, desde determinados sectores siguen creando noticia de los pitos a Piqué y siguen escandalizándose por sus opiniones. De la misma manera que les parece intolerable que Pep Guardiola se posicione, pero loable que lo haga Rafa Nadal. La senyera adornando un trofeo no podía ser menos.

Esa final de la Copa de la Reina merecía más atención, también por parte de una monarquía que pone nombre al trofeo pero que luego tiene una agenda demasiado ocupada como para asistir a Mérida un sábado por la tarde. Por muy diferentes que sean el impacto de una y otra final, si el Rey asiste año tras año a su trofeo, también debería hacerlo la Reina.

El nuevo presidente de la Federación se marca esa presencia como futuro objetivo, como también deberá mejorar el gran agravio de esta competición, cuyo ganador no recibe premio económico alguno, cosa que no sería noticia si no fuera porque el campeón de la Copa del Rey se lleva un millón de euros. Me dirán que no es comparable el beneficio que supone una y otra competición para la Federación. Y tendrán razón. Por eso les daré otro dato, el campeón de la Copa de Campeones juvenil recibe 12.000 euros. Incluso el campeón de la Copa Federación, destinada a los clubes más modestos, tiene premio en metálico.

A nivel mediático, la repercusión del título ha sido superior a otras ocasiones, e incluso aparecieron el domingo en algunas portadas, como la de este mismo diario. Ahora solo hace falta que la Liga tenga la sensibilidad de no programar la última jornada de Segunda División, quizás la más apasionante de su campeonato, el mismo día y en la misma franja que la final de la Copa de la Reina. Sería un detalle.

Ya ven. Lo único igualitario entre la Copa masculina y la femenina: el lío político.