NUEVA OBRA DEL PREMIO NOBEL

Los cuentos de Elizabeth Costello

El personaje de Coetzee, con sus 'Siete cuentos morales', nos hace sentir por los demás, con los demás, para vivir mejor

ilustracion  de  leonard  beard

ilustracion de leonard beard / periodico

Ángeles González-Sinde

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Esta semana tan llena de emociones inesperadas la he pasado con Elizabeth Costello. Es una mujer ya muy mayor, uno de esos ancianos que han elegido España para retirarse y pasar sus últimos años. Sus hijos están preocupados porque, a diferencia de otros extranjeros, Elizabeth no ha escogido ni la costa de Alicante, ni Málaga, ni las Baleares, sino que vive en un pueblo interior de pocos habitantes con los que además no se lleva muy bien. No congenia porque, entre otras cosas, desde que se instaló allí ha decidido dar de comer a los gatos callejeros. En casa tiene cinco o seis, pero alimenta a una docena. Los vecinos del pueblo creen que fomenta la colonia de felinos y que así no van a desaparecer. Hay un vecino, no obstante, con el que Elizabeth sí tiene relación. Es Pablo, un hombre mayor, un desheredado sin recursos ni familia. Elizabeth le ha dado cobijo a cambio de que la asista más o menos en las faenas domésticas. Cuando John, el hijo de Elizabeth, ha venido desde Estados Unidos para visitarla se ha quedado espantado. ¡Pablo no se ha lavado los dientes en su vida! ¡Pablo recorta y guarda en una caja fotos del papa Juan Pablo II! ¡Pablo es un tarado y una carga! Pero su madre, por más que con delicadeza John intente hacérselo ver, no cederá. Hay gente que ha tenido menos suerte que ellos y ayudarlos la complace.

John no es el único que está preocupado por Elizabeth Costello, también lo está su hija Helen que vive en Niza. Los hermanos han intentado ya por todos los medios convencerla para que se deje ayudar. Le insisten en que a partir de ahora su estado físico no irá a mejor, sino a peor y que una residencia sería un lugar más adecuado para terminar su vida, eso o vivir con ellos. Pero Elizabeth Costello es tan terca como independiente y no ha habido forma de convencerla. Solo le preocupa qué pasará con los gatos que alimenta el día que muera. ¿Si le deja en herencia la casa, se ocupará Pablo o faltará a su pacto y los gatos volverán al desamparo? Elizabeth Costello es escritora de profesión, una célebre y prestigiosa intelectual con muchos premios a sus espaldas, y sobre estos asuntos reflexiona y escribe incansable, aunque ya no logra terminar nada de lo que emprende.

Lo confieso: aunque Elizabeth Costello sea para mí una persona real, solo existe en el papel. La creó J. M. Coetzee en el 2004 cuando publicó 'Elizabeth Costello'. En el 2005 el personaje volvió a aparecer en 'El hombre lento'. Esta semana Coetzee ha estado en Madrid, Bilbao y Granada para presentarnos su último libro sobre ella, 'Siete cuentos morales'. Costello es uno de los mejores personajes de la literatura moderna porque es más que un personaje: es una fuente de reflexiones e ideas sobre la vida, sobre los dilemas y conflictos morales a los que nos enfrentamos hoy las personas. Pero además, tiene humanidad, mucha humanidad. Me gustan su brío, su empuje, su coraje, su humor, tanto como sus propuestas. A diferencia de tantas mujeres que solemos ver en la ficción, aunque sea madre y amante y hermana, es mucho más.

Como ocurre con otros personajes femeninos de su narrativa (véase la trilogía 'Escenas de una vida de provincias'), Coetzee deja claro con Elizabeth Costello que el feminismo y la igualdad se demuestran, como el movimiento, andando, sencillamente colocando a la mujer en plano de igualdad con los personajes masculinos. Sin teorías, ni aspavientos, ni declaraciones de principios. Coetzee construye sus libros desde la verdad mediante una prosa y unas tramas calculadas y certeras, pero ligeras, casi transparentes. Y pese a lo escueto y directo de su lenguaje, nace siempre de la empatía y empatía provoca, esa facultad que Elizabeth Costello (y Coetzee) reivindican.

Piensa Costello que un mundo creado exclusivamente en base a la razón y la lógica sería, como los campos de exterminio o la industria cárnica sobre la que tanto piensa y lamenta, contrario a la vida, invivible. La filosofía de la empatía como la filosofía del cuidado son ámbitos por tradición y por cultura asociados a lo femenino y que a menudo se confunden con el sentimentalismo, la blandura, lo débil. Sin embargo, lo que hace accesibles las vidas de los otros es precisamente esa capacidad de empatía de la que nacen también la construcción y la práctica de la moral. Las relaciones humanas son posibles únicamente por nuestra voluntad de comprender y ponerse en el lugar del otro, aunque sea parcialmente.

Habla Coetzee a menudo de la ejemplaridad, de que los ciclos históricos de violencia, de crueldad, de injusticia, solo se rompen mediante el sacrificio y una conducta ejemplar. Pues bien, a su modo, a veces dura, a veces seca, a veces obstinadamente consecuente, Elizabeth Costello con sus 'Siete cuentos morales' nos hace sentir por los demás, con los demás, para vivir mejor, como busca la ética. Y lo logra.